Pasar al contenido principal
#ff0000

Entre la esperanza y el martirio

5 de junio de 2023
Imagen:
OAC

El pasado sábado, 3 de junio, recibieron la ordenación sacerdotal dos jóvenes y la diaconal otros tres, para el servicio de la Arquidiócesis de Bogotá.

Provienen del camino neocatecumenal y de la Fraternidad San Juan de Ávila. Un regalo muy valioso para esta iglesia particular, tan necesitada de pastores. Como todas las celebraciones en la Catedral de Bogotá, la fiesta fue muy bella, la liturgia decorosa y la participación del clero y los fieles muy nutrida.

En la homilía de la celebración de las ordenaciones, el arzobispo Rueda Aparicio disertó acerca de dos tópicos: la esperanza y el martirio. El sacerdote, el diácono, todos los ministros de la Iglesia, han de ser hoy servidores de la esperanza, especialmente en un ambiente que está lleno de incertidumbres e inquietudes. Sin embargo, añadió el Prelado, aunque el cristiano es un ser llamado siempre a amar, no sucede en toda ocasión que sea amado. Y desde allí se refirió a la realidad del martirio, inspirado también en la vida de Carlos Lwanga y compañeros mártires, cuya fiesta se celebró este mismo día.

Llama mucho la atención que el arzobispo primado, en sus más recientes alocuciones, aborde con frecuencia el tema del martirio, la persecución y la calumnia a las que está sometida la Iglesia en diversos lugares y, se presumiría, también en Colombia.

En apariencia, la Iglesia en Colombia realiza su misión sin grandes dificultades y sigue gozando de una acogida más bien amable en casi todo el territorio nacional. Sin embargo, hay temas complejos por resolver y que seguramente están en la mente y el corazón del arzobispo Rueda Aparicio.

Se nos ocurre traer a colación algunos de ellos. La presencia de la Iglesia en los diálogos de paz, que cada día generan más que nada escepticismo por la soberbia de los violentos y el accionar errático del gobierno. Las indagaciones periodísticas en curso por los posibles abusos de miembros de la Iglesia en diversos sentidos. Las dificultades económicas que están agobiando a algunas jurisdicciones eclesiásticas en el país. La insuficiencia de sacerdotes para atender todos los pedidos de comunidades e instituciones que requieren acompañamiento pastoral y espiritual. La dificultad para situarse claramente ante la caótica situación política que vive el país. Y seguramente otros más han suscitado gran preocupación en el Primado y también en sus hermanos en el episcopado.

Como nunca antes, la propuesta del Sínodo, caminar juntos, parece ser una indicación del itinerario a seguir. El arzobispo Rueda Aparicio debe poder sentir que tanto sus hermanos en el episcopado como su clero, junto con el laicado comprometido, están a su lado para responder a tantos y tan complejos temas.

La Iglesia está llamada cumplir su misión siempre y no es la primera vez, tampoco en Colombia, en que las circunstancia son densas y preocupantes. La confianza en Dios, la Palabra de Jesucristo, la inspiración del Espíritu Santo son la base de toda acción eclesial. Y también contribuye enormemente a este momento una actitud abierta, sincera, transparente en todo nivel eclesial. De igual manera, una sana distancia de todo poder político, económico, ideológico, es valiosa para, con toda libertad, servir a la nación en todo momento.

Presumimos, por la predicación del arzobispo Rueda, que vienen tiempos difíciles para la Iglesia. Él parece percibir la cercanía del martirio para la Iglesia de hoy. Pero motiva a vivir en esperanza, pues en ella fuimos salvados, según la enseñanza del apóstol y del papa Benedicto XVI.

Ojalá las circunstancias actuales, no siempre fáciles, sean vividas en la Iglesia como lo que deben ser: momentos de gracia, conversión, purificación y mayor nitidez en la misión. Con la ayuda de Dios, que nunca abandona su pueblo –también lo dijo el arzobispo- será posible cruzar el desierto ya próximo.

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
Fuente:
Dirección-El Catolicismo
Aumentar
Fuente
Disminuir
Fuente

Otras noticias

#397dff
#217016
#397dff