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El narcotráfico lo invadió todo

20 de octubre de 2025
Imagen:
France 24

¿América Latina está en poder de las mafias del narcotráfico? ¿Los Estados Unidos? ¿Europa? Como una fuerza volcánica, el negocio de las drogas ilícitas se ha vuelto un poder de hecho, poder mafioso, que ha ido copando cada vez más espacios de la vida en el mundo entero. Espacios territoriales, espacios políticos, espacios policivos y militares, espacios jurídicos. Ha roto las fronteras como si fueran un simple celofán. Ha llevado la corrupción a niveles nunca vistos. Pero lo peor es que ha logrado impregnar a miles de persona con una mentalidad en la cual las drogas ilícitas no tienen una connotación negativa y todo el poder y la riqueza que ellas generan son un verdadero ideal de vida que muchos desean y buscan. Es decir, el narcotráfico ha generado su propia cultura, aunque sea de destrucción y violencia.

La crisis que se está dando entre el presidente de Colombia y el de los Estados Unidos no es sino una manifestación más de este mundo demoníaco que lo ha contaminado todo. Colombia, esclavizada en buena medida por toda la actividad del narcotráfico, que además patrocina toda la violencia, no logra romper esta cadena mortal. Los Estados Unidos han generado una sociedad en su interior en la cual la adicción a las sustancias alucinógenas, de origen natural y de laboratorio, se ha convertido en un mercado muy apetecido para los productores de estas sustancias en todo el mundo, y por desgracia muchos de ellos operan desde Colombia. Ambos países, más que culpables, son víctimas muy visibles del narcotráfico.

Por eso mismo es absurdo que, en lugar de cooperar en la lucha contra este flagelo, las naciones y sus dirigentes se enfrenten. Los narcotraficantes deben estar felices en sus mansiones y escondites observando cómo han logrado destruir todo, romper relaciones políticas, diplomáticas y económicas. Se deben percibir triunfantes y cada vez con más posibilidades de agrandar su terrible negocio en medio de la división de sus enemigos. Y si a todo este triste panorama se le añade el ingrediente de unos presidentes pasionales, de poca reflexión, impulsivos y con un concepto de sí mismos elevado hasta las nubes, pues el coctel es perfecto para que todo empeore.

Como siempre sucede, como en la guerra Israel-Palestina, en la guerra Rusia-Ucrania y en cualquier conflicto donde hay violencia de por medio y donde hay incapacidad de reflexión y análisis ponderado, quienes siempre pierden son los ciudadanos del común, los más frágiles, los que no tienen cómo oponerse a un ejército, a unas bandas criminales, a unos jíbaros crueles. Y si las cosas se llevan al extremo, como parece estar sucediendo en la pésima relación Petro-Trump, podrían afectar a grandes sectores de la población que están situados en mundos laborales cuyos productos son exportados a los Estados Unidos, pero que pueden perder competitividad si se castiga al país con altísimos aranceles. Es decir, esta vieja y amarga pelea entre Estados Unidos y Colombia, por mal manejo de sus dirigentes, puede llegar a tocar lo que nunca había tocado y traer ruina y pobreza a miles de colombianos. Abogamos por la sensatez y ponderación del gobierno colombiano y el americano.

Todo este panorama ya se veía venir y hay un enorme error de cálculo de parte del gobierno colombiano en la forma de abordar este tema con los norteamericanos. Hoy se cita como ejemplo de manejo inteligente de estos conflictos a la señora presidente de México, que ha sabido lidiar sabiamente con un vecino tan espinoso e impredecible. 

Colombia no está en capacidad de convertirse en enemigo de los Estados Unidos, ni le conviene y tampoco tiene ningún sentido. Dios quiera que, en estos momentos, en ambos gobiernos, alguien esté elevando una voz sensata que les haga ver que los dos tienen el mismo enemigo –el narcotráfico universal- y que la mejor idea es actuar unidos.

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
Fuente:
Dirección- El Catolicismo.com.co
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