Las necesidades de Bogotá

Están empezando a tomar intensidad las campañas por la Alcaldía de Bogotá, el segundo puesto de mayor importancia en el país, después de la presidencia de la República. Preocupa desde ya el hecho de que algunas campañas estén apuntando a desmontar lo que se ha logrado en diferentes campos de la vida de la ciudad en la presente y pasadas administraciones. De igual manera no produce tranquilidad el que algunos estén proponiendo desmontar proyectos que han sido estudiados hasta la saciedad y que no resta cosa diferente que llevarlos a la realidad. Bogotá es hoy una ciudad en la que habitan un poco más de siete millones de habitantes, pero que, en su diario vivir, alberga también miles de personas de municipios cercanos, de otras regiones del país y de no pocos extranjeros. Por esto mismo hay que verla con toda la responsabilidad que conlleva el actuar a favor o en contra de esta inmensa cantidad de personas.

Las grandes necesidades o problemas de Bogotá están a la vista y hay que resolverlos o de lo contrario se volverá una ciudad cada vez más dura para sus moradores. Salta a la vista en primer lugar la pésima movilidad de la ciudad, con la cual se pierden miles y miles de hora de trabajo, de estudio, de vida familiar, de recreación y genera una sensación agobiante en los bogotanos. Parece obvio que se adelante la construcción de las troncales de Transmilenio que hacen falta y que por fin se dé inicio a la construcción del metro, dejando de lado discusiones bizantinas sobre si conviene por encima o por debajo de la superficie de la ciudad. En todo caso la movilidad en una ciudad del tamaño de Bogotá no se resuelve ni con bicicletas ni con patinetas.

Quizás el segundo aspecto que más preocupa a los bogotanos es el de la inseguridad. Los moradores de la capital viven con una sensación constante de inseguridad, de acecho de ladrones y asaltantes. Inexplicablemente las leyes no parecen favorecer la protección de los ciudadanos pues los autores de los delitos comunes ya no temen a jueces ni a cárceles. Se dice que la ciudad tiene muy pocos policías en proporción a su número de habitantes. Pues parece haber llegado la hora de invertir en este cuerpo de vigilancia para bien de todos. También sobre este tema se ha hablado mucho. Es hora de invertir con fuerza en este rubro por una ciudad más segura para los ciudadanos que viven en ella.

Por otra parte, Bogotá sigue siendo una ciudad con unos sectores muy empobrecidos y sobre los cuales el Distrito ha actuado muy bien en los últimos años, pero se debe continuar y fortalecer esta acción para que cada día sea mayor el número de personas que sean liberadas de la pobreza extrema. En medio de esta situación están también los migrantes venezolanos que son verdadera multitud y a quienes hay que seguir apoyando para que también progresen y se integren a la sociedad de Bogotá. Y hay otras necesidades reales por atender: calidad en la educación primaria y secundaria; ampliación de la universidad pública, optimización de los servicios de salud, construcción de nuevas vías para los automóviles, etc. En fin, cualquier propuesta política, que quiera asumir con verdadero amor la ciudad, el gobierno deberá empeñarse en atender los problemas reales de Bogotá y apuntar al beneficio de las grandes mayorías y no de grupos minúsculos que sacrifican la suerte de los demás. Estaremos atentos a seguir las propuestas de los candidatos a dirigir la capital de Colombia para ilustrar a nuestros lectores.

Imagen: revista Semana