Invitado especial
Fraternidad y misericordia con los migrantes
La jornada mundial del migrante se focaliza este año, según mensaje del papa Francisco, en los menores de edad, los niños, adolescentes y jóvenes “Sin voz y migrantes”…
La arquidiócesis de Bogotá, por medio de la pastoral de movilidad humana, ayuda en la terminal de transportes y en la FAMIG- Fundación de Atención al Migrante-, a desplazados y migrantes internos y de otros países, como Venezuela.
Una primera ayuda consiste en escuchar la historia y necesidades inmediatas de los que llegan a la capital del país, a la terminal de transportes y se dirigen al módulo 5, para pedir ayuda. Luego de llenar un formulario con requisitos y datos básicos y, por supuesto de corroborar la veracidad de los mismos, son enviados a la FAMIG, con preferencia a las familias con hijos. Llegan con la esperanza de encontrar una solución a su situación de vida.
En la Fundación de Atención al Migrante, la trabajadora social los recibe y son escuchados de nuevo, se les da de comer y encuentran también un sitio para dormir. El reglamento interno de la Fundación permite pernoctar por tres noches. En este lapso se les guía y ayuda para legalizar los documentos, a través de las embajadas, y buscar también un trabajo. Cada caso o situación es particular, diferente y se resuelve de forma personalizada.
Defender los derechos de los menores con la migración
La pastoral de movilidad humana de la arquidiócesis de Bogotá cuenta con la ayuda de las hermanas misioneras escalabrinianas que se encuentran en Colombia hace más de veinte años. Es el caso de la hermana Teresinha Monteiro, procedente de Brasil, quien con un trabajo arduo y lleno de amor, ayuda día a día a quienes arriban a la terminal y luego en la Fundación.
La hermana Teresinha, como Secretaria Ejecutiva de la Fundación de Atención al Migrante, se enfrenta a realidades duras, las que trata de resolver lo mejor que puede. “Las familias y los niños, los desplazados de diferentes regiones de Colombia y ahora la situación de los hermanos venezolanos, es a lo que me enfrento a diario, y estas situaciones son muy fuertes, necesitamos llenarnos de misericordia y ser fraternos, no indiferentes, ante esta dura realidad”, enfatiza.
Pero no está sola cuenta la ayuda de otras hermanas escalabrinianas y con la colaboración de laicos y voluntarios y de las parroquias arquidiocesanas, en las que este próximo domingo se realizará una colecta para ayudar a suplir las necesidades de los migrantes.
¿Quiénes son las hermanas escalabrinianas?
La Congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo, escalabrinianas, fue fundada por el beato Juan Bautista Scalabrini en Piacenza, Italia, el 25 de octubre de 1895.
Su misión es el servicio evangélico y misionero a los migrantes, especialmente a los más pobres y necesitados. Se expandió inicialmente en Brasil y, en seguida, en Europa (1936), en América del Norte (1941) y en los últimos años en varios países de América Latina, Asia y África.
Actualmente tiene presencia en 26 países, cuenta con 800 hermanas en 156 comunidades y su sede general se encuentra en Roma. Las Hermanas consagran su vida a Jesucristo, según las exigencias del Carisma escalabriniano, viven la fraternidad en comunidades, como elemento indispensable de la consagración religiosa, se fortalecen en la fidelidad vocacional mediante la oración, meditación de la Palabra de Dios y la Celebración Eucarística, fuente de comunión con Dios y con los hermanos.
Nuestra invitada especial es la hermana escalabriniana, Teresinha Monteiro, quien trabaja en la pastoral de movilidad humana de la arquidóceis de Bogotá, desde hace más de 20 años, a continuación entrevista completa:
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