Invitado especial
Acoger y devolver la dignidad
Cumple 23 años de labores en la acogida, protección, acompañamiento y dignificación de personas migrantes, refugiadas y desplazadas en situación de vulnerabilidad, que llegan a la ciudad capital.
La misión de FAMIG se basa en el respeto por los derechos humanos, la solidaridad y la construcción de comunidades inclusivas. Esta labor, es posible gracias al trabajo de la comunidad de las hermanas Misioneras Scalabriniana, quienes forman parte de la congregación de San Carlos Borromeo – Scalabriniano, dedicada a la atención pastoral, social y humanitaria de personas migrantes en todo el mundo.
Su presencia en esta Fundación arquidiocesana fortalece el compromiso con la hospitalidad, ayuda, promoción e integración de quienes han tenido que abandonar sus territorios; guiándolos desde una mirada de fe, servicio y justicia social.
Cuenta con cuatro sedes estratégicas que permiten una atención integral como:
El primer centro, la sede de acogida de la Terminal de Transporte Terrestre-CATTT. Este punto de atención funciona como una puerta de entrada humanitaria, donde se realiza la caracterización inicial y se canaliza a las personas hacia otros servicios de la Fundación o aliados institucionales, según sus necesidades; allí se brinda atención diaria a familias migrantes que llegan en condiciones vulnerabilidad.
Estas personas acuden en busca de apoyo para cubrir carencias básicas inmediatas, tales como:
El acceso a duchas y servicios sanitarios; alimentación básica; orientación en rutas de transporte para continuar su trayecto o llegar a un lugar seguro; escucha activa y primeros auxilios emocionales, cuando es necesario.
Las sedes Centro de atención CAMIG 1 y CAMIG 2, que funcionan como alojamientos temporales colectivos, destinados a brindar hospedaje seguro y digno a personas migrantes en tránsito o situación de vulnerabilidad. Cada semana, se acoge a un promedio de 30 personas, quienes reciben atención integral durante su estadía. Este acompañamiento incluye:
Apoyo psicosocial, orientado a la contención emocional y la identificación de necesidades específicas.
Acompañamiento pastoral, guiado por las hermanas Scalabrinianas, que ofrece espacios de escucha, reflexión y espiritualidad y alimentación diaria, garantizando condiciones básicas de bienestar (5 raciones diarias). Y, talleres de prevención y promoción, enfocados en derechos humanos, salud, autocuidado, prevención de la trata de personas y orientación para la integración social.
“Estas sedes no solo ofrecen un lugar físico de descanso, sino también un entorno de cuidado, respeto y reconstrucción de la dignidad”, enfatiza monseñor Rubén Darío Hernández, director ejecutivo de FAMIG.
La solidaridad no tiene fronteras
La sede del Centro Pastoral de Capacitación – CEPCA, ubicada en la localidad de Ciudad Bolívar, en el barrio Jerusalén, este centro está orientado a la formación y el empoderamiento de personas migrantes con vocación de permanencia en el país.
Aquí se ofrecen cursos cortos de habilidades para la vida y el trabajo, diseñados para fortalecer la autonomía personal, mejorar la empleabilidad y facilitar la integración social de quienes desean construir un nuevo proyecto de vida en nuestro país.
Los espacios formativos incluyen talleres en áreas como: emprendimiento; liderazgo; comunicación asertiva; orientación laboral; entre otros, y se desarrollan en un ambiente de acompañamiento pastoral y comunitario. Este centro representa una apuesta por la educación transformadora, que permite a las personas migrantes recuperar su dignidad, descubrir sus talentos y abrir nuevas oportunidades para su futuro.
Así mismo, se cuenta en la actualidad, con un programa sólido de voluntariado, que se ha convertido en un pilar fundamental para el fortalecimiento de los procesos internos y el acompañamiento directo a la población migrante que llega a cada una de las sedes de FAMIG.
El voluntariado se articula en diversas áreas, incluyendo: apoyo logístico y operativo en los centros de atención y alojamiento; acompañamiento emocional y psicosocial, especialmente en espacios de escucha activa, recreación; actividades lúdico-recreativas con niños, niñas y familias alojadas; organización de donaciones, ropero comunitario y distribución de insumos. Finalmente, se adecuan talleres y espacios formativos, según el perfil profesional de cada voluntario.
Este programa no solo permite brindar una atención más cálida y humana, sino que también promueve la participación activa de la sociedad civil en la construcción de una cultura de acogida, respeto y solidaridad hacia las personas migrantes.
Este trabajo integral en FAMIG, se sostiene económicamente con benefactores, y ayudas de organismos humanitarios a nivel mundial; como USAID( Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional). Sin embargo, estas ayudas en el último año disminuyeron por políticas exteriores y la Fundación de Atención al Migrante necesita más solidez para continuar con sus programas de atención a la población migrante y desplazada.
Por esta razón, la cuarta maratón de la Arquidiócesis de Bogotá, “La solidaridad no tiene fronteras” que se realizará el próximo 14 y 15 de noviembre por el canal aliado Teleamiga, será para ayudar a FAMIG con las donaciones recaudadas.
A continuación, entrevista con monseñor Rubén Darío Hernández Perdomo, director ejecutivo de FAMIG, invitado especial:
Fuente Disminuir
Fuente






