¿Qué significa para nosotros la resurrección del Señor?

Esta es la gran noticia para la humanidad entera. “Ha resucitado como lo había dicho”, le dijo el ángel a las mujeres que fueron a visitar el sepulcro.

Jesús de Nazaret, el que se hizo hombre en el seno de María Virgen por obra del Espíritu Santo, el Mesías  muerto en la cruz, el mismo que habló y actuó en favor de los pobres y curó a los enfermos, el que fue condenado y crucificado  por el poder civil y religioso. Ese mismo es el que ha resucitado.

Ahora bien, decir que ha resucitado, quiere decir que ha triunfado, que ha sido constituido por Dios Padre Señor del universo, juez de vivos y muertos, y que el Reino que anunció, es realmente posible, que hay esperanza para los pobres, para los crucificados en la tierra, tal como Él les  anunció.

La resurrección de Jesús prueba que Él es lo que dijo ser, el Mesías, el Hijo de Dios, la fuente de la resurrección  y de la vida Jn. 11,15. Con Él, resucitado, hay resurrección para nosotros, hay vida eterna. Él no solo da la vida, sino que Él es la vida y por eso la muerte no tiene dominio sobre Él. Su resurrección fue a anunciada y profetizada Is. 53, 1Cor.15 y por Jesús mismo.

Además de los Apóstoles, María Magdalena y las otras mujeres, hubo más 500 testigos, les dice San Pablo a los cristianos de Corinto 1,15. El ser testigo de la resurrección de Jesús les dio toda la autoridad para continuar la obra que Él empezó. San Pedro en Hechos 10, 34 y ss.  proclama la resurrección de Jesús ante los primeros paganos convertidos: “… A nosotros que hemos comido y bebido con Él después de su resurrección”.

Hermanos: ¿Qué significa para nosotros la resurrección del Señor? Porque Si Cristo no resucitó de entre los muertos, el Cristianismo es un fraude, es una   gran mentira. Pero si Jesús resucitó, quiere decir que el Cristianismo, es la plenitud de la revelación del infinito amor de Dios por nosotros; el “El acontecimiento síntesis”, que abarca e ilumina la totalidad del misterio de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre.

No somos discípulos y menos seguidores de un muerto, sino de alguien que vive, que es la vida, que nos une como hermanos y como Iglesia suya. No estamos en el mundo como muertos, con el espíritu adormecido y vacilante. En Cristo resucitado nos levantamos, nos ponemos de pie y caminamos erguidos con toda la dignidad y la libertad de pueblo nuevo, de hijos de Dios vivo, de personas humanas llenas de vida.

El mundo de hoy lo quiere muerto, y a nosotros también, pero Él, Jesús, el Hijo de Dios, está vivo, y no muere más, y nosotros, tampoco estamos muertos en el mundo, estamos vivos .. Aleluya.. aleluya. Cristo vive, y nosotros viviremos en Él.

Padre Carlos Marín.