Madres y doctoras de la Iglesia

“... Y dijo Dios: ‘Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra’ [...] Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y…
Pues sí, ambos somos imagen de Dios, ambos tenemos igual dignidad. En la Iglesia primitiva muchas mujeres fueron llamadas isoapóstolas, como quien dice, iguales a los apóstoles.
Estas mujeres, por su vida de fe, de virtud y de martirio, en muchos casos, construyeron una importante parte de la historia del cristianismo y al igual que los hombres llamados padres de la iglesia, ellas pueden recibir el título de madres y, sus vidas y ejemplos pueden constituir una verdadera Matrología cristiana.
Dejemos de lado la Madre por excelencia, la madre de la Iglesia, Nuestra Señora, la Virgen María. Son las mujeres que hacen camino con los apóstoles quienes reciben el nombre de Amma, o madres espirituales, como Tecla [también protomártir], Febe [conocida como diaconisa] ambas cercanas a san Pablo, compañeras de camino, de virtud y de misión.
Más adelante en la historia encontramos a las “madres del desierto”, como santa Macrina, que a ejemplo de Tecla inicia la tradición de la vida eremítica femenina.
También vale recordar a las “madres espirituales” que provenían de importantes familias del imperio romano, paganas ellas, que luego de un proceso de conversión cuestionado política, económica y socialmente, se convierten en faros de su momento histórico: Tais, María Egipciaca, hasta llegar a santa Oria.
Más tempranamente encontramos ya a las doctoras de la Iglesia: Teresa de Jesús, Catalina de Siena, Teresita del Niño Jesús e Hildegarda de Bingen.
Bienvenido el día de la mujer: la madre, la cabeza de familia, la trabajadora, la valiente, la que sostiene el mundo.
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