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LITURGIA Julio 12 El riesgo de contentare con oír sin entender

10 de julio de 2020
Sembrador
En el leccionario de la misa iniciamos este domingo la lectura del tercer sermón de Jesús en el evangelio según san Mateo: el sermón en parábolas.

La parábola es una historia compuesta con una finalidad pedagógica. En el contexto de la predicación de Jesús, esta ‘estrategia pedagógica’ no consiste llanamente en acudir a narraciones de episodios cotidianos para acercarse a clases populares y ganar adeptos entre la multitud. La intencionalidad de la enseñanza en parábolas va en otra dirección.

Si vamos al texto seguido de la narración del evangelio según san Mateo, nos encontramos con que el sermón en parábolas no es una enseñanza continua de Jesús, pues hay algunas interrupciones y hasta cambio de lugar. El leccionario distribuye la lectura de este sermón en tres domingos, hoy leemos la justificación de la enseñanza en parábolas, lo que nos da la clave para los textos que escucharemos los dos siguientes domingos.

En el evangelio de la misa de este domingo (Mateo 13, 1-23) reconocemos cuatro partes diferentes; en la primera se sitúa a Jesús y a los oyentes del sermón, en la segunda Jesús narra una primera historia, en la tercera surge un diálogo entre Jesús y los discípulos y en la cuarta encontramos una explicación alegórica de la historia narrada en la segunda parte. Veamos cada una de ellas.

Al describirse la ocasión del sermón, lo más importante es la partición del auditorio de Jesús, un primer grupo está conformado por la multitud que escucha de pie en la playa del lago, a quienes el evangelista se referirá con el pronombre ‘ellos’; el otro grupo lo constituyen quienes comparten la barca con Jesús, o al menos están cerca de Él, entendemos que se trata de los discípulos. Esta diferencia entre la multitud y los discípulos se mantiene a lo largo del sermón, aunque se cambie de escenario.

En la segunda parte Jesús narra la historia de una labor campesina: un sembrador que esparció las semillas en un campo, no se menciona la voluntad del hombre. La narración detalla una serie de lugares a donde fue cayendo la semilla y sin referir el paso del tiempo, la historia va asegurando el resultado previsible en cada uno de los lugares a donde fue a parar la semilla arrojada. Para alguien conocedor de esta actividad en el campo todo es normal, salvo el desafío final del narrador: «¡El que tenga oídos, que oiga!».

En la tercera parte tenemos la reacción de los discípulos; ellos, preocupados por la multitud, manifiestan a Jesús que quienes lo oyen estando de pie en la playa son inhábiles para responder al desafío: «¿Por qué les hablas en parábolas?».

La respuesta de Jesús evoca el evangelio de hace ocho días, la alabanza de Jesús al Padre en la que refería dos grupos o situaciones de personas: los pequeños a quienes el Padre les revela los secretos del Reino y los sabios y entendidos para quienes el Reino permanece oculto. En la escena de hoy, de nuevo dos grupos de personas: los discípulos y la multitud que escucha de pie en la playa.

La explicación de esta diferencia la expone Jesús acudiendo al proverbio: «Al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene». El proverbio pone delante dos situaciones: incrementar y perder, entonces es necesario aclarar en donde puede estar la diferencia.

Al justificar el sentido de este proverbio Jesús continúa «Por eso les hablo en parábolas, porque (‘hóti’) miran sin ver …». Con la conjunción causal ‘porque’ se revela la intencionalidad de la enseñanza a través de parábolas: para quienes se contentan solo con mirar y oír ‒los que tienen poco‒ la parábola no pasa de ser una historia corriente. A quienes lo vienen entregando todo en el seguimiento de Jesús se les revela un sentido más profundo, de modo que para ir más allá de una historia sencilla es necesario comprometerse como discípulo, esto es, hacer camino con el Maestro.

Desde esta perspectiva, la estrategia pedagógica de la enseñanza en parábolas busca implicar al oyente incitándolo a buscar una interpretación de la historia narrada. Con otras palabras, Jesús pone de manifiesto que la multitud que lo escucha desde la playa viene mirando sin ver, escuchando sin oír. Con la estrategia de las parábolas Jesús está invitando a una búsqueda.

Ahora la atención se desplaza hacia lo que pudiera significar ‘querer entender’ y para ello Jesús acude al libro de Isaías (6, 9) una cita que termina dejándonos en claro la razón: No quieren convertirse para que Dios los cure. Contrasta esta situación con la de los pequeños (los discípulos) a quienes Dios sí les revela los secretos del Reino.

De modo que para quien no esté dispuesto a seguir el camino del discipulado, las enseñanzas de Jesús no pasan de ser historias cotidianas; pero a quien asume el estilo de vida del Maestro el Padre le va revelando su proyecto del Reino.

En la cuarta parte del evangelio Jesús ofrece a sus discípulos una interpretación alegórica de la historia narrada en la segunda parte. En la alegorización, las tres primeras situaciones ponen de manifiesto la necesidad de entender la palabra, de buscar ser profundos y de amar la palabra; el terreno fértil es la consecuencia de entender, ser profundo y amar la palabra.

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