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Auméntanos la fe

5 de octubre de 2025
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San Lucas reúne varias enseñanzas de Jesús: no escandalizar, perdonar siempre, tomar conciencia de la fuerza de la fe. A la petición que antes los discípulos habían hecho al Señor; “enséñanos a orar”. San Lucas agrega esta otra: “Señor, aumenta nuestra fe”.

Jesús les responde con un dicho un tanto enigmático: “si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a ese árbol: arráncate de raíz y plántate en el mar y os obedecería”.

El sentido fundamental de la comparación es, si tuvierais un poquito de fe, “algo de fe”, “una pizquita de fe”. San Jerónimo y San Tomás lo explican. No es la cantidad, sino la eficacia del grano de esa semilla, capaz de vencer la robustez y firmeza, no de una morera, sino del sicomoro, árbol que podía durar hasta 600 años sobre la tierra. Jesús habla de una fe que es capaz de hacer grandes cosas. Cantidad no, sino perfección de la fe.

Tener fe religiosa no es creer en cosas, ni en la ley antigua, sino creer en Jesús enviado por El Padre para nuestra salvación.; una fe viva y firme en Jesús. Y creerle a Jesús, creer en su palabra. Es poner a Jesús en el centro de nuestra fe, de nuestra oración. Es llevarlo siempre en nuestro corazón.

El cristianismo no es un código de moral, un código de prohibiciones. La fe nos enseña lo que Dios ha hecho, lo que hace, lo que hará por cada uno de nosotros, y por todos; nos enseña que somos de verdad amados por Dios con un amor paternal. Jesús vino a la tierra a revelarnos la grandeza de nuestra condición de hijos de Dios, Mateo 6:9.

Fe es conocer mejor a Jesús, su vida, su palabra, vivir el fuego, que Él encendió en sus primeros seguidores, contagiarse de su pasión por su Padre Dios y de su misericordia para con los enfermos y los pobres. Es vivir una relación más y más vital con Jesús. Es vivir una vida más evangélica. Si es así, nuestra fe será capaz de arrancar árboles y plantar muchos nuevos.

La fe es un don gratuito que Dios infunde en nosotros y que podemos perder. Es necesario para la salvación. Es un acto plena y auténticamente humano. No es contrario ni a la libertad humana ni a la conciencia. Jesús invita, no fuerza a

nadie. La fe nos hace gustar de antemano el gozo y la luz de la vida eterna: veremos a Dios cara cara.

En este contexto, pasados 20 siglos, ¿no necesitaremos también nosotros pedirle ¿Señor, aumenta nuestra fe? Y, que siempre lo hagamos con una oración humilde y sincera.

Es como si cada día nos propusiéramos reconstruir, enriquecer nuestra fe. Reconstruir nuestra experiencia religiosa, abrirnos más al misterio de Dios. A un Dios que ama, que perdona, que escucha.

¿Cuál es la firmeza de nuestra fe religiosa? Un examen de conciencia sobre el tema nos hará mucho bien…

Padre Carlos Marín G.

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