León XIV: La vejez es un don y un desafío a los que debemos responder con una pastoral misionera

El Papa León XIV defendió que la vejez es un don y un desafío ante los que la Iglesia Católica está llamada a desarrollar una pastoral misionera que involucre a los ancianos como testigos de esperanza.
En la mañana de este viernes en Roma, el Pontífice recibió en el Palacio Apostólico Vaticano a los participantes en el II Congreso Internacional de Pastoral de la Tercera Edad organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
En su alocución, León XIV valoró que el tema de este encuentro, “vuestros ancianos tendrán sueños”, extraído del libro del profeta Joel, contiene palabras muy queridas por el Papa Francisco, su predecesor, quien habló a menudo “de la necesidad de una alianza entre jóvenes y ancianos”.
El Pontífice explicó sobre esta cita bíblica, que el profeta “anuncia la efusión universal del Espíritu Santo, que crea unidad entre las generaciones y distribuye a cada uno dones diferentes”. También lamenta que en la actualidad “las relaciones entre las generaciones suelen estar marcadas por fracturas y contraposiciones que las enfrentan entre sí”.
En concreto, se refirió a dos reproches: que los de mayor edad “no dejen espacio a los jóvenes en el mundo laboral” o que “absorban demasiados recursos económicos y sociales en detrimento de otras generaciones, como si la longevidad fuera un delito”.
A este respecto, León XIV expresó su convicción de que “los ancianos son un don, una bendición que hay que acoger”, de que la longevidad “es uno de los signos de esperanza de nuestro tiempo, en todas partes del mundo”.
Al mismo tiempo, ponderó el Pontífice “se trata de un desafío, porque el número creciente de personas mayores es un fenómeno histórico sin precedentes, que nos llama a un nuevo ejercicio de discernimiento y comprensión”.
En este sentido, frente a la mentalidad actual que “tiende a dar valor a la existencia si produce riqueza o éxito, si ejerce poder o autoridad, olvidando que el ser humano es una criatura siempre limitada y necesitada”, el Papa León XIV subrayó que la fragilidad que se manifiesta en las personas mayores “es ocultada o alejada por quienes cultivan ilusiones mundanas, para no tener ante sus ojos la imagen de lo que inevitablemente seremos”.
Sin embargo, añadió, es “saludable comprender que envejecer es parte de la maravilla que somos”, como expresó durante el Jubileo de los Jóvenes el pasado mes de agosto.
El Papa invitó a dejar de avergonzarnos de la debilidad humana para “sentiremos impulsados a pedir ayuda a nuestros hermanos y a Dios, que vela como Padre sobre todas sus criaturas”.
“La Iglesia está llamada a ofrecer tiempos e instrumentos para descifrarla, a fin de vivirla cristianamente, sin pretender permanecer eternamente jóvenes y libres de desesperación”, continuó el Pontífice, quien recomendó como “muy valiosas” las catequesis que el Papa Francisco dedicó a este tema.
Sujetos activos de la evangelización
El Papa León XIV valoró la presencia de las personas mayores que, una vez terminada su etapa laboral “tienen la oportunidad de disfrutar de un periodo cada vez más prolongado de buena salud, bienestar económico y mayor tiempo libre”, y quienes a menudo son “los que dan testimonio de una asistencia asidua a la liturgia y dirigen actividades parroquiales, como el catecismo y diversas formas de servicio pastoral”.
“Es importante encontrar un lenguaje y propuestas adecuadas para ellos, involucrándolos no como destinatarios pasivos de la evangelización, sino como sujetos activos, y responder junto con ellos, y no en su lugar, a las preguntas que la vida y el Evangelio nos plantean”, añadió.
Provenientes de diferentes experiencias vitales y de relación con la fe, el Pontífice indicó que “para todos, la pastoral de los mayores debe ser evangelizadora y misionera, porque la Iglesia está siempre llamada a anunciar a Jesús, el Cristo salvador, a cada hombre y mujer, en cada edad y etapa de la vida”.
Eso implica en primer lugar llevar “el alegre anuncio de la ternura del Señor, para vencer, junto con ellos, las tinieblas de la soledad, gran enemiga de la vida de los ancianos” en una tarea misionera que “nos interpela a todos, a nuestras parroquias y, en particular, a los jóvenes, que pueden convertirse en testigos de la cercanía y la escucha recíproca con quienes están más adelantados que ellos en la vida”.
“En otros casos, la evangelización misionera ayudará a las personas mayores a encontrar al Señor y su Palabra. Con el paso de los años, de hecho, en muchos resurge la pregunta sobre el sentido de la existencia, creando la oportunidad de buscar una relación auténtica con Dios y de profundizar en la propia vocación a la santidad”, continuó el Pontífice.
Por último, León XIV recordó que “anunciar el Evangelio es el compromiso principal de nuestra pastoral: al involucrar a las personas mayores en esta dinámica misionera, ellas también serán testigos de esperanza, especialmente con su sabiduría, devoción y experiencia”.
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