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San Juan de Ávila, remanso en el bullicio

13 de febrero de 2020
San Juan de Ávila, remanso en el bullicio

San Juan de Ávila nació como una pequeña parroquia para algunos de los nuevos barrios del norte bogotano, en el sector de Cedritos, entonces era el año 1970, “quedaba…

Fueron los tiempos de los primeros párrocos: Darío Collantes, Álvaro Téllez y Germán Pinilla Monroy quienes consolidaron la parroquia y las comunidades eclesiales, en especial la de los jóvenes.

Hoy en día es un lugar agitado, con un crecimiento poblacional que parece ilimitado, con altísimos edificios y comercio pujante y de casi 24 horas. Por eso su templo actual, grandísimo, para acoger a los residentes y viandantes, viene a ser un remanso entre el agite bogotano.

Su párroco es el padre Carlos Calero Vélez. El padre Calero es tranquilo, pausado y sonriente, pero en cuestiones de trabajo parroquial es un huracán. Más de 32 grupos pastorales, de servicio, de estudio, de caridad, lectores, ministros de la comunión, coro infantil y de adultos, clases de guitarra, de formación bíblica, Emaús, infancia misionera y un larguísimo etcétera hacen parte su comunidad parroquial, hay para “todos los gustos” o dicho de mejor forma, a la medida de todas las necesidades.

Para los niños hay un grupo de Infancia Misionera, acólitos y coro; todos los involucrados han sido formados desde la perspectiva de “la Iglesia, un lugar seguro”, en sintonía con el Centro de Comunión y Participación, en cabeza del obispo auxiliar, monseñor Luis Manuel Alí.

Los jóvenes son afortunados al tener grupos de formación y acompañamiento, en especial para la reconciliación con la familia y con ellos, así que Senderos, Patah y Jóvenes Profesionales los congregan.

Hay varios grupos para los adultos mayores, y esta pastoral tiene una gran relevancia, pues es un sector donde abundan los hogares geriátricos. Para destacar, uno que tiene por objeto el viejo y bello oficio de tejer y bordar, con el resultado de su tiempo y trabajo se consiguen recursos para caridad.

Y, por supuesto, Emaús (hombres y mujeres) que nutren a casi todos los otros grupos, pastorales y servicios.

El párroco

El padre Calero nació en Andalucía, Valle del Cauca, y llegó muy joven con su familia Bogotá. Empezó su formación hacia el presbiterado en el Seminario Mayor y la Universidad Javeriana; se ordenó para la diócesis de Cúcuta, porque supo que allá se necesitaban presbíteros, trabajó con el señor cardenal Rubén Salazar y fue su vicario episcopal; sin embargo, volvió a su origen y está en esta arquidiócesis hace ya varios años sirviendo con la intensidad que lo caracteriza.

 

 

 

 

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