El pasado sábado 4 de mayo se celebró en la Catedral Primada de Colombia con gran júbilo la ordenación episcopal de monseñor Alejandro Díaz como obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá. La ceremonia fue presidida por el señor cardenal Luis José Rueda Aparicio.
Allí, asistieron alrededor de 20 obispos de Colombia, unos 300 sacerdotes, también comunidades religiosas, feligreses y por su puesto la familia de monseñor Alejandro Díaz. Monseñor Octavio Ruíz Arenas, arzobispo emérito de Villavicencio y secretario emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y monseñor Pedro Manuel Salamanca Mantilla, obispo de Facatativá, fueron obispos acompañantes y primeros ordenantes.
Monseñor Alejandro Díaz, reconocido por su incansable labor pastoral y su entrega inquebrantable a la comunidad, fue elegido para asumir este nuevo desafío en su camino de servicio a la Iglesia. Su profundo compromiso con la fe católica y su amor por el prójimo son pilares fundamentales que lo llevaron a este momento de consagración.
En su homilía el señor cardenal Luis José Rueda Aparicio destacó el profundo significado del ministerio episcopal como una misión de amor y esperanza. Inspirados por la fiesta de los apóstoles Felipe y Santiago, quienes encontraron en Jesús el amor del Padre y fueron ejemplos de acogida y servicio en la Iglesia, reflexionando sobre el rol del obispo como sucesor de los apóstoles.
Además, enfatizó que la ordenación episcopal no solo es un acto ceremonial, sino el reconocimiento de una vocación permanente que ha sido guiada por Dios desde el inicio de la vida del ordenado. “Monseñor Alejandro, al ser ordenado obispo, asumió la triple misión de fe, amor y esperanza, orientada a enseñar, santificar y pastorear la grey del Señor”.
Y finalizó recordando que el obispo, aunque asume una posición de liderazgo en la Iglesia, sigue siendo parte del pueblo de Dios y debe vivir en comunión y espíritu de hermandad. Además, el obispo nunca está solo en su misión, pues cuenta con el apoyo de la Iglesia particular y universal, así como con la presencia constante del amor del Padre, del Espíritu Santo y de la Virgen María.
Por su parte, monseñor Alejandro Díaz no pudo ocultar su felicidad por su ordenación. En sus primeras palabras como nuevo obispo auxiliar de Bogotá expresó profundos agradecimientos y reflexiones sobre su vocación y camino espiritual. Comenzó su discurso dirigiéndose a Dios como el Padre de todos y agradeciendo por el misterio de su vida y su familia, quienes fueron el primer signo de la presencia divina en su vida. Reconoció la influencia de su bautismo en su vocación y su deseo de vivir para hacer la voluntad de Dios, siguiendo el ejemplo de Jesús.
Monseñor Díaz expresó gratitud por aquellos que han sido instrumentos de Dios en su vida, desde sus obispos hasta sus hermanos sacerdotes y amigos. Recordó especialmente a los cardenales y obispos que lo han acompañado en su formación y ministerio. También, agradeció a las comunidades de fieles que lo han sostenido con su oración y apoyo.
El nuevo obispo pidió a la Virgen María, que interceda por él en su nuevo rol pastoral, para ser preservado del mal y permanecer en la verdad de Jesucristo. Finalmente, se dirigió a la ciudad de Bogotá, expresando su compromiso de servir con amor y dedicación, junto con el arzobispo y los demás ministros de la Iglesia, para dar a conocer y amar el rostro de Jesús en todas las realidades de la ciudad.
Se espera que la ordenación de monseñor Alejandro Díaz sea un punto de partida para una nueva etapa de crecimiento espiritual y pastoral en la Arquidiócesis de Bogotá. Todos los presentes elevaron sus plegarias al Señor, pidiendo sabiduría y fortaleza para el nuevo Obispo Auxiliar, para que pueda guiar con humildad y sabiduría a todos los fieles de esta comunidad religiosa.
Homilía el señor cardenal Luis José Rueda Aparicio:
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