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#217016

El Evangelio hecho vida en sandalias de servicio

4 de julio de 2025
Misión del diaconado permanente en los cerros nororientales de Bogotá
Imagen:
Diáconado Permanente Arquidiócesis de Bogotá.
Misión del diaconado permanente en los cerros nororientales de Bogotá.

Más de 180 familias fueron acompañadas pastoralmente en desarrollo de esta misión, enmarcada en el Jubileo de la Esperanza 2025.


 

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Durante los cuatro sábados de junio, los cerros nororientales de la capital colombiana acogieron esta iniciativa pastoral liderada por el diaconado permanente de la Arquidiócesis de Bogotá: hombres casados, padres de familia, ministros ordenados - servidores del Evangelio, quienes ofrecieron su tiempo y compartieron su fe en sectores vulnerables de Bogotá, llevando consuelo, escucha y oración; comunicando la alegría del Evangelio a niños, niñas, jóvenes, adultos mayores y familias de la zona.

 

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Allí donde empieza la ciudad y respira la montaña

El sol apenas tocaba las lomas de Cerro Norte y Santa Cecilia (sector conocido como ‘La Mariposa’) y en El Codito, cuando los diáconos permanentes comenzaron a llegar en equipos organizados con el respaldo de la Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericordioso y de párrocos que acompañan pastoralmente esta zona desde las parroquias: Santa Cecilia Romana, Beato Miguel Rúa, San Juan Diego, San Juan Bosco y San Calixto Caravario. 

Con gran anhelo de servicio y acogiendo el llamado especial a ser Iglesia en salida que siembra, cultiva y reconoce semillas de esperanza en todos los sectores de la capital colombiana, estos hombres del Evangelio emprendieron su ascenso espiritual y físico. Las calles empinadas y polvorientas no fueron obstáculo. Iban en misión a visitar, escuchar, compartir la Palabra y, sobre todo, llevar a Cristo en la Eucaristía a los más frágiles.

 

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El promedio, visitaron 45 familias por sábado. Se encontraron con adultos mayores; enfermos; madres cabeza de hogar; hogares curiosos y expectantes por esta acción cercana y misericordiosa; con niños y jóvenes atraídos por la novedad y el testimonio que dejaba a su paso la misión. Todos ellos, rostros necesitados de compañía, que encontraron en estos servidores una presencia serena y fraterna. 

Es así como a lo largo del mes, más de 180 familias recibieron la visita jubilar. En algunos hogares, el encuentro fue silencioso; en otros, lágrimas, cantos o súplicas compartidas.

Jornadas de fe y caridad que tocaron decenas de corazones

Con la celebración de la Sagrada Eucaristía en la parroquia Santa Cecilia Romana, bajo la guía del padre Víctor Hugo Claros Campos, el sábado 7 de junio, se dio apertura a esta Misión Jubilar Arquidiocesana. Este día, el equipo misionero compartió la Palabra de Dios y la presencia de Jesús Eucaristía en los hogares de personas mayores y enfermos. 

Durante la jornada se entregaron mercados donados por benefactores, así como rosarios ofrecidos por la Misión Evangelizadora de la Devoción al Santo Rosario de la parroquia Santa Beatriz. 

 

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En el segundo sábado de misión, desde la parroquia Beato Miguel Rúa, bajo la guía del padre John Jairo Pino, el equipo misionero del que también hicieron parte los ministros extraordinarios de la salud de cada parroquia, el grupo Emaús y catequistas de algunas comunidades parroquiales, unieron esfuerzos en una jornada de evangelización centrada en la catequesis de Primera Comunión. Cerca de 20 niños y niñas, que se encuentran en preparación para recibir este sacramento, participaron activamente en esta experiencia de fe.

 

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En la visita a los hogares de esta comunidad se tuvo especial atención en los adultos mayores, en las personas en situación de enfermedad y en sus cuidadores; se les animó en el rezo del Santo Rosario y se les acogió en la escucha. Gracias a esta labor pastoral, se logró acompañar desde la fe y la caridad en este sector, superando las condiciones climáticas adversas.

El sábado, 21 de junio, el consuelo espiritual y la presencia de Jesús Eucaristía, llegó a las comunidades de las parroquias San Juan Diego y San Juan Bosco (Barrio Soratama). La respuesta de la comunidad fue de acogida y gratitud, fortaleciendo los lazos de fe y servicio que caracterizan esta etapa del camino jubilar.

 

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Cierre de la misión 

Con la presencia de monseñor Yoany Cupitra Díaz, director del diaconado permanente en la Arquidiócesis de Bogotá y vicario de la Diaconía para la Formación Discipular Misionera, se llevó a cabo el cierre de la Misión Jubilar Diaconal 2025. Esta jornada tuvo lugar en la parroquia San Calixto Caravario, desde donde, junto a los diáconos y grupos parroquiales, se realizaron visitas a los hogares de personas enfermas y adultos mayores.

La jornada culminó con una celebración eucarística, en la que monseñor Yoany expresó su agradecimiento a las comunidades parroquiales del arciprestazgo 7.5, donde se desarrolló la misión. Asimismo, agradeció de manera especial a monseñor Rafael De Brigard, vicario episcopal de la Vicaría Padre Misericordioso, por su apoyo y disposición para llevar a cabo esta importante iniciativa pastoral en el territorio de la Arquidiócesis; al comité organizador; y a monseñor Alejandro Díaz, obispo auxiliar y animador del equipo arquidiocesano para la formación permanente, quien animó de manera especial esta misión.

“Una sola palabra tuya bastará para sanarlo”

Así como el centurión del Evangelio intercedió por su siervo, los diáconos permanentes de Bogotá intercedieron por los habitantes de estos barrios. La homilía de monseñor Yoany lo recordó con fuerza: 

"Si hay un rasgo propio del diácono es que ha hecho una opción para interceder por otros, para pensar en los otros más que en sí mismo."

Y eso fue lo que ocurrió: con pasos cansados, mochilas al hombro, hostias consagradas en pequeñas custodias y la Palabra en los labios, los diáconos sembraron esperanza en el lugar donde más falta hacía.

Las palabras del sacerdote en este día de clausura fueron un eco de esperanza y una reafirmación del valor profundo del diaconado en la vida de la Iglesia.

 

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"Esta misión nos devolvió el alma"

Afirmó uno de los participantes, y muchos asintieron. 

“Nos deja la verdadera alegría de servir, la razón de nuestro ministerio, un nuevo aire al poder compartir con la gente ávida de atención, de escucha, de una palabra amable, de cercanía y ayuda espiritual y material”. 

Otro agregó: “Este Año Jubilar de la Esperanza nos enseñó que servir es maravilloso, que somos afortunados por el gran amor de Dios… y que, en medio de nuestras necesidades, muchos necesitan aún más que nosotros”.

La celebración jubilar continúa…

Finalizada esta salida misionera, los diáconos que sirven en esta Iglesia particular se disponen a continuar celebrando este tiempo de júbilo y gracia concedido a partir del Año Santo que transcurre en la Iglesia católica. En agosto, peregrinarán a Buga del 15 al 18, en otro gesto de fe vivida en comunidad. Y el 20 de septiembre celebrarán la Eucaristía Jubilar junto al cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, como signo de unidad y renovación.

Cuando los diáconos caminan, la Iglesia se hace cercana. Y cuando tocan puertas, Cristo entra con ellos.

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Fotos cortesía: Diáconado Permanente Arquidiócesis de Bogotá.

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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