Cinco décadas de respuesta generosa al Señor, entre el pastoreo y la vida académica
Me siento lleno de gratitud con Dios por el llamado sacerdotal
“Yo soy la arcilla, tú el alfarero, somos todos obra de tus manos” (Is 64,8)
Una vez uno siente el llamado no será feliz en otra parte
Fiel sacerdote y gran formador
Siempre con una sonrisa dispuesto a ayudar a quien lo necesitara
Un sacerdote íntegro que solo pensó y trabajó en función de los demás