Historias de vida
Su ministerio es un testimonio de vida pastoral para las futuras generaciones
Monseñor Teófilo Tobar Jiménez nació en Guatavita (Cundinamarca), el 12 de marzo de 1931, del hogar conformado por Benito Tobar y Josefa Jiménez. Posteriormente, cuando monseñor Tobar aún era muy joven se trasladaron a Bogotá. Allí, terminó sus estudios secundarios en el Seminario Menor de Bogotá en 1949. En el Seminario Mayor de Bogotá realizó sus estudios de Filosofía en 1952 y Teología en 1956. Fue ordenado por el señor cardenal Crisanto Luque el 17 febrero de 1957, para el servicio de la Arquidiócesis de Bogotá.
Oficios desempeñados
Su amplio trabajo pastoral lo llevó a ser párroco, maestro, director de la Fundación de Atención al Migrante (FAMIG), participó en la Unión Parroquial del Sur. Estudió en París, Ciencias de la Educación, vivió las tres etapas del Concilio Vaticano II, hizo parte de la Comisión de la Formación Permanente del Clero, fue Vicario Episcopal Territorial de San Pedro y de la Inmaculada Concepción.
Todo su viaje pastoral inició en 1957 cuando fue nombrado Vicario Cooperador en Gachetá (Cundinamarca). Posteriormente, fue:
· Vicario Cooperador en Nuestra Señora de las Nieves - 1960
· Párroco en San Judas Tadeo y Capellán en el Liceo Antonia Santos – 1961
· Párroco en Nuestra Señora de la Paz y Rector de la Normal de Varones – 1965
· Párroco en Santa Marta – 1968
· Coordinador de Profesores y miembro del Equipo de Pastoral Juvenil – 1971
· Vicario Sustituto en Nuestra Señora de la Peña - 1982
· Vicario Auxiliar en Santo Cura de Ars - 1983
· Párroco en la Epifanía - 1988
· Miembro del Consejo Presbiteral - 1989
· Vicario Episcopal Territorial de San Pedro – 1994
· Vicario Episcopal de la Zona Pastoral de la Inmaculada Concepción – 2000
· Párroco en Santo Domingo Savio - 2002
· Director Ejecutivo de la Fundación de Atención al Migrante “FAMIG” - 2002
· Miembro Consejo Superior de la Fundación Casa del Sacerdote Mayor - 2013
· Miembro de la Comisión para la Formación Permanente del Clero – 2015
Monseñor Julio Solórzano, actual Vicario Episcopal Territorial de la Inmaculada Concepción, lo recuerda con mucho cariño, viviendo periodos complejos y fructíferos de la Iglesia, debido a que su formación se dio en la Iglesia del pre Concilio Vaticano II, entre los años 40 y 50 “Vivió como sacerdote toda la ebullición teológica, espiritual y pastoral que antecedió al Concilio Vaticano II y tuvo que pasar también, por toda la nueva mentalidad teológica, eclesial, pastoral de la Iglesia abierta al mundo”.
Por su puesto, monseñor Teófilo tuvo que pasar por todas esas crisis que significaron los cambios conciliares en la Iglesia de Bogotá “La puesta en marcha de las decisiones del Concilio, grandes y profundos cambios que generaron situaciones de tensión y conflicto en la Iglesia. Monseñor Teófilo, pasó por toda esta situación y tuvo que pasar por otras muy duras y difíciles que le valieron sufrimiento en la vida, y eso hay que destacar, porque al reseñar su vida se den cuenta que el ministerio no es fácil y que se atraviesan grandes dificultades”, indicó monseñor Solorzano.
También, monseñor Solorzano destaca esa generación de sacerdotes que vivieron todas las etapas del Concilio Vaticano II “De manera singular esta generación de sacerdotes, que quedan vivos ya muy pocos, que vivieron esas tres etapas de la Iglesia, una preconciliar, una conciliar y una posconciliar. Y para ellos, Teófilo en particular, no fue fácil todo el camino de adaptación de la Iglesia arquidiocesana a las disposiciones y mentalidad del Concilio Vaticano II. Eso marcó su vida, y también hizo brillar lo más bello de la vida de él, la fidelidad a la Iglesia que a pesar de tantas dificultades, como la perdida de tantos hermanos sacerdotes, productos de la crisis vocacional que se generó a finales de los 60, tuvo la paz y serenidad que nace desde la fe y profunda convicción para pasar por todos estos momentos”.
Por otro lado, monseñor Luis Manuel Alí, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá, destacó la entrega total de monseñor Teófilo a su ministerio, volviéndolo un ejemplo para todos sus hermanos sacerdotes “Todos los que somos testigos de su ministerio ordenado de tantos años de fecundidad pastoral, de entrega evangélica, damos testimonio que fue una persona que le entregó todo al ministerio, y por eso le damos gracias al Señor, porque los que somos sacerdotes necesitamos esos testimonios que nos sigan acompañando y animando en esta vida”.
Explica monseñor Alí, las bondades de monseñor Teófilo que lo caracterizaron en su vida pastoral y de entrega al pueblo de Dios “Monseñor Teófilo, fue un cura de barrio, una persona que tenía una sensibilidad pastoral, que la expresaba en las acciones de todos los días, siendo maestro, pastor de una comunidad, Vicario Episcopal y en todas las responsabilidades que asumió en su amada Arquidiócesis de Bogotá. Le decimos adiós a un cura, aquel que tuvo la capacidad de cuidar, de sanar, de transformar corazones de tantos jóvenes los cuales los acompañó siendo maestro, profesor y párroco”.
Y también, señaló su profunda preocupación por la formación de sacerdotes “Fue un sacerdote que en sus últimos años estuvo preocupado por la formación permanente del clero, al ser parte del equipo de sacerdotes que estaban muy atentos precisamente de los otros sacerdotes, de todos los jóvenes que comienzan esta apasionante vida de decirle sí al Señor”, indicó monseñor Alí.
Y así, pasó sus últimos días como presbítero emérito, siendo parte de la Comisión Permanente para Formación del Clero. Monseñor Teófilo, falleció el pasado 21 de junio en Bogotá. Un claro ejemplo, de sabiduría, de entrega, un sacerdote que supo poner por encima de todo su ministerio y su servicio de amor pastoral al pueblo de Dios.
Fuente Disminuir
Fuente