Historias de vida
Era una de las frases más recordadas del padre Lelis Darío Quiñones Bautista, quien falleció el pasado 4 de enero en la ciudad de Bogotá, a la edad de 87 años, de los…
El padre Lelis Darío Quiñones, nació en Chiquinquirá (Boyacá) el 18 de julio de 1933. Creció en una familia creyente conformada por sus padres, Adolfo Quiñones y Paula Tulia Bautista, y sus seis hermanos. Su infancia la vivió gran parte en Chiquinquirá, donde cursó los estudios de primaria. Siempre sintió el llamado al sacerdocio y por esta razón viajo a Bogotá e ingresó en primera instancia al Seminario Menor de Bogotá y posteriormente al Mayor.
Fue ordenado como presbítero para la arquidiócesis de Bogotá el 1º de noviembre de 1958, en la Catedral Primada de Bogotá, por monseñor Pablo Correa León.
Continuó sus estudios en Ciencias Religiosas en la Universidad Santo Tomás, psicología en la Universidad de Loyola en los Ángeles (Estados Unidos), y, además, realizó una maestría en psicología de la familia en la Universidad de la Salle.
Desde su ordenación, el padre Quiñones tuvo un constante trabajo pastoral, iniciando en 1960 como vicario cooperador en la Basílica Menor de Nuestra Señora de Lourdes y vicario cooperador en Fómeque (Cundinamarca). Posteriormente en 1962 fue nombrado vicario en Nuestra Señora de la Paz y ese mismo año también fue vicario en la Basílica Menor de la Inmaculada Concepción de Cáqueza.
En 1966 fue nombrado párroco en San Bernardo, en 1971 párroco en San Pablo, capellán en la Universidad Nacional en 1976, capellán en la Universidad de la Salle en 1986. En 1993 es nombrado asesor espiritual del secretariado arquidiocesano del Movimiento Cursillos de Cristiandad donde estuvo más de 20 años.
Allí es recordado por su gran labor apostólica y por afianzar el compromiso de las personas que pertenecían al Movimiento de ser discípulos misioneros, dejando una huella indeleble para esta y futuras generaciones.
Cecilia Garzón, quien fuera presidente del Movimiento Cursillos de Cristiandad en dos oportunidades durante varios años, y fuera gran amiga del padre Quiñones, lo describe como una persona carismática y como presbítero un gran confesor “Tenía un carisma muy especial, era un gran confesor y siempre yo lo comparaba con el padre Pio, para mí él es un santo”.
Además, recuerda una frase que lo caracterizó siempre “Nunca en mi vida de sacerdote me he arrepentido de serlo, soy el sacerdote más orgulloso de mi ministerio”.
Como emérito, el padre Lelis Darío Quiñones, fue confesor en el primer Monasterio de la Visitación de Santa María y se encontraba adscrito en la Basílica Menor de Nuestra Señora de Lourdes desde el 2014, hasta el día de su fallecimiento el pasado 4 de enero de 2020.
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