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Historias de vida

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Homenaje al padre Benito de Jesús María Mesa Ramírez (1948 / 2021 Q.E.P.D.)

20 de enero de 2021
Facebook: Parroquia El Señor de las Bienaventuranzas
Nació en Aragón, Antioquia, corregimiento de Santa Rosa de Osos, el 5 de abril de 1948

Allí realizó sus estudios primarios y los secundarios, en el Seminario de Misiones Extranjeras de Yarumal, Antioquia.  Estudió Filosofía y Teología en la Universidad San Buenaventura.

Fue ordenado sacerdote por monseñor Helimenas de Jesús Rojo Paredes, el 7 de septiembre de 1980, en la arquidiócesis de Calabozo, estado Guárico de Venezuela y allí fue profesor del Seminario; a su vez fue vicario parroquial de la Catedral de Calabozo. Asesor y director espiritual del Movimiento Cursillos de Cristiandad.

Estudió la licenciatura de Derecho Canónico en el  Ateneo de la Santa Cruz, en Roma. Sirvió como Vicario Judicial de la arquidiócesis de calabozo, Venezuela, por dos años. En 1983 hizo un estudio sobre familia en el ITEPAL en Medellín y en 1995 llegó a la arquidiócesis de Bogotá, a la parroquia San Gabriel Arcángel. Realizó sus estudios de postgrado en Derecho Canónico entre 1995 y 1996, en la Pontificia Universidad javeriana.

Ya en Bogotá, ejerció su misión en la pastoral exequial, en varias parroquias. Durante 11 años fue capellán de las Hermanas de la Presentación de Sans Facon. Estuvo colaborando en la parroquia de Santa Bibiana, junto a monseñor Luis Montalvo, después fue párroco interino de la parroquia Jesús, Señor de la Vida, durante 9 meses, hoy parroquia del Santísimo Redentor. Del año 2008 al 2017 fue el primer párroco de Nuestra Señora de Aparecida y entre el año 2015 al 2017, fue arcipreste del arciprestazgo 5.5.

En agosto de 2011, viajó a Madrid, España, junto con un  grupo de jóvenes de esta última parroquia, para participar en la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. Su preocupación por la juventud fue significativa en su labor pastoral.

En los casi 10 años de vida pastoral en la parroquia Nuestra Señora de Aparecida, mostró generosa disponibilidad para la confesión, gran capacidad para la organización. Fue por gracia de Dios, un servidor incansable en la administración de todos los sacramentos. Igualmente dinamizó la conformación de más de cuarenta (40) grupos parroquiales y se  esforzó por ofrecer una formación de fe y conocimiento de la religión católica, mediante el  estudio de la Palabra en la Biblia, la Liturgia, y Mariología, con ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, proclamadores de la Palabra, integrantes del Camino Neo-Catecumenal para adultos mayores de 14 años, entre otros. En su incansable misión como pastor se preocupó por abrir espacios para los encuentros de todos estos grupos en los diferentes conjuntos residenciales de la parroquia. De esta manera, el padre Jesús María convirtió a esta comunidad en templo vivo que busca seguir a Cristo en comunión con la iglesia, mediante la piedad, la formación y la acción comprometida con los más necesitados.

En julio de 2017, fue nombrado párroco en El Señor de las Bienaventuranzas, ubicada en el centro comercial Gran Estación, de la arquidiócesis de Bogotá.

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Y en enero 16 de 2021, nuestro querido amigo y sacerdote, el padre Benito de Jesús María Mesa Ramírez, regresó a la Casa del Padre, por voluntad de Dios.

La mejor manera de celebrar este acontecimiento, en el que Dios se hace presente de manera definitiva en la historia de su vida, es elevando una oración de alabanza y de agradecimiento, pero también de súplica, para que Dios siga concediendo el Espíritu de Sabiduría a quienes estableció como  maestros y pastores en todas las parroquias del mundo. De esta manera, el gozo de los fieles se constituye en el gozo de sus pastores.

La humildad y la caridad fueron virtudes que brotaron sin esfuerzo alguno de su parte, virtudes que alcanzaron a contagiar a muchos de sus feligreses; por eso hoy, con este sentido homenaje, le queremos decir y expresar nuestro sentimiento de gratitud:

Gracias padre Jesús María, por haber estado con nosotros, por sus enseñanzas de bondad, por apoyarnos y por guiarnos en este difícil caminar del ser Cristianos, por su dedicación a la conformación de una verdadera comunidad eclesial.

Reza el Salmo 99:

“Aclama al señor tierra entera

Servid al Señor con alegría

Entrad en su presencia con aclamaciones

Porque el señor es Dios

Y nosotros somos sus hijos y ovejas de su rebaño.”

Y esto, que dice el salmista, padre Jesús María, lo vivenciamos en este momento:

Hoy aclamamos al Señor, porque en su infinita sabiduría tuvo a bien el concedernos  pastores como usted, dedicado a la guarda y a la formación de un rebaño conformado por ovejas descarriadas. Pero hoy esas ovejas hacen presencia ante Dios, en nombre de toda una comunidad, para expresarle nuestras más sinceras muestras de agradecimiento.

Como hijos de Dios, entramos en su presencia con aclamaciones, dándole gracias por haberle tenido a usted  como nuestro pastor. Qué orgullo más grande para todos;  el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.

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Hoy, las comunidades parroquiales de la arquidiócesis de Bogotá, experimentan  sentimientos de agradecimiento, de respeto, de amistad y de aprecio, por el hecho de haber contado con su presencia durante tanto tiempo, al frente de tan variadas actividades realizadas. Su presencia como párroco, se hizo manifiesta como el emisario del amor de Dios, trayendo su mensaje de misericordia y de paz, mensaje que nos ha conmovido profundamente y nos ha fortalecido en la fe para continuar por el camino de la conversión hacia la santidad.

“Id, amigos, por el mundo, anunciando el amor,

Mensajeros de la vida, de la paz y el perdón;

Sed, amigos, los testigos de mi resurrección,

Id llevando mi presencia, con vosotros estoy.”

El mensaje de la estrofa de esta canción, no podía ser más significativo en este momento: Usted Padre Jesús María, anunció el amor, fue mensajero de la Palabra, testigo de la vida, y lleva con su presencia, ahora en la eternidad, esperanza a las comunidades eclesiales; su permanencia en ellas, nos trajo una experiencia religiosa, nos invitó a la vivencia comunitaria, nos animó a seguir una formación bíblico-doctrinal y nos imprimió el compromiso de ser verdaderos misioneros.

Su Santidad, el papa Francisco, en la Bula de Convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, repite en el numeral 6, las palabras de Santo Tomás de Aquino, tomadas de su obra “Summa Teológica”: “ Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su omnipotencia”.

Y justamente esto, es lo que hoy vivimos después de su partida: Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres, porque la misericordia de Dios nos ha llenado con la presencia y con el mensaje de pastores, que como usted, han apoyado y acompañado los inicios y destinos de esta comunidad, sedienta del amor de Dios.

Padre Jesús, gracias por su ayuda, gracias por su dedicación, gracias por habernos acompañado durante años en el fortalecimiento de diversas comunidades parroquiales, gracias por sus enseñanzas; gracias por su compañía, gracias por su compartir, gracias por su humildad y abnegación, gracias a Dios y gracias por todo. Nunca le vamos a olvidar.

Que Dios Todopoderoso y la Santísima Virgen María, le sigan guiando en la eternidad, para que las enseñanzas de entrega al prójimo que nos dejó, sean cada vez más acogidas, y que esa experiencia de humildad y dedicación durante tantos años vivida aquí en la tierra, se vea fortalecida día tras día para testimoniar la Gloria y la grandeza de Dios en todos los lugares en donde se tenga la oportunidad de compartir con las comunidades eclesiales. Que Dios y la Santísima Virgen le sigan iluminando el camino de su nueva vida, para que su ejemplo brille como estrella, por toda la eternidad. Amén.

Autor: Diácono Luis Eduardo Heredia Díaz

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