Vocaciones
La vocación es un llamado que nunca cesa de responderse totalmente pues la humanidad necesita tanto de Dios que siempre será insuficiente lo que se haga por llevarle su…
La Iglesia ora sin cesar por las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. También tiene un área de la pastoral dedicada exclusivamente a promover esta opción radical por Cristo, bien sea en el sacerdocio o en la vida religiosa femenina. El mensaje que se propone siempre es el mismo: se trata de acepar el llamado de Cristo para dedicar toda la vida a su ministerio a través del servicio a las personas. Y es un llamado que se hace en contexto de Iglesia pues corresponde a ella realizar la tarea de acompañar, ayudar a discernir y realizar el llamado para que las personas que se sientan de algún modo atraídas por Cristo, puedan dar la mejor respuesta según el camino que el Señor indique. La vida de la Iglesia depende en gran medida en su dinamismo de la respuesta que a diario dan los ya consagrados, pero que se renueva con esperanza en la gente joven que vuelve su mirada a la propuesta apostólica de Jesús.
La vocación a la vida sacerdotal o consagrada siempre tiene como dos facetas. Una, que constantemente debe estar presente, el innegable llamado de Dios para que Él sea predicado, conocido y amado por todas las personas. Otra, la época concreta en que se sucede dicho llamado. Ambas son muy importantes. Por una parte, tanto quienes ya ejercen en la vida sacerdotal o consagrada, como quienes se están formando para la misma, nunca pueden perder de vista que el que llama es Él y que en su nombre se realiza la caridad. Por otra parte, no es menos importante que los apóstoles sepan interpretar los signos de cada época y de este modo se puedan situar entre las gentes en la forma más adecuada para realizar una misión que en realidad produzca los frutos de la conversión y la caridad. Dicho en otras palabras, la vocación debe tener siempre claro su fundamento teológico y clara también su misión en cada momento de la historia.
Sobre la vida vocacional hay demasiados estereotipos que no ayudan mucho para la pastoral en esta área. En realidad, los campos para el desempeño de un sacerdote o de una religiosa son infinitos. No se acabaría de hacer nunca la lista de las misiones que se pueden desempeñar siendo consagrado. Sacerdotes, religiosos, religiosas y también laicos consagrados se ocupan de las más diversas tareas: pastoral parroquial, catequesis, atención de enfermos, auxilio a los pobres, atención de los migrantes, educación en todos sus niveles, atención de ancianos, mediaciones de paz, distribución de alimentos a los pobres, consejería, docencia, oración, contemplación y muchas más. En realidad, la vocación es un llamado que nunca cesa de responderse totalmente pues la humanidad necesita tanto de Dios que siempre será insuficiente lo que se haga por llevarle su presencia.
Sin embargo, hoy en día la vocación puede reclamar más radicalidad de parte de quienes la han recibido y de quienes están comenzando procesos vocacionales o están en los itinerarios formativos de la Iglesia. La adhesión total a Cristo no debe dejar dudas de ningún orden, lo mismo que el deseo de servirlo donde Él y la Iglesia lo determinen. La fundamentación humana de la vocación es esencial para que esta pueda desarrollarse plenamente. Sin esta base, vendrán días oscuros para el llamado y para la misma Iglesia. Y el Papa Francisco ha insistido en que la vocación de hoy en día debe caracterizarse por la alegría. Es que llevar a Cristo no puede ser realmente de otro modo. Finalmente, la vida vocacional para nuestro tiempo requiere más pasión y mayor entrega, cosa sobre las cuales también ha insistido en Pontífice. Así, entonces, no hay duda de que la vocación tiene muchas razones para ser atractiva también en la actualidad y para los jóvenes que reclaman un mundo más justo y fraterno. Este camino seguro les puede dar plenitud y sentido a sus vidas.
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