Sandinismo aplasta a la Iglesia
No cesa ese gobierno tiránico en su despotismo, no solo contra la Iglesia católica, sino contra todo el que luche por la libertad y por los derechos humanos.
La persecución ha sido sistemática y sin piedad. Al perseguir a los obispos y sacerdotes, el gobierno sandinista se constituye también en enemigo permanente de los católicos en Nicaragua, sin importar que sea la religión más profesada en la nación. El gobierno también ha robado las propiedades de la Iglesia y se ha apoderado de instituciones, como universidades, en las cuales se impartía la mejor educación del país. La Iglesia católica en Nicaragua está siendo aplastada por un gobierno criminal.
Latinoamérica está pasando por una noche muy oscura en cuanto a gobernantes se refiere. Con pretextos falsos han tomado el poder unos caudillos que han ido construyendo un panorama de exilio, hambre, pobreza y muerte como quizás no se veía desde los inicios de la conquista española de estas tierras.
Nunca se han distinguido los gobiernos de Latinoamérica por ser un dechado de virtudes y justicia. Pero lo que está sucediendo hoy, por ejemplo, en Nicaragua, Venezuela, Cuba, Guatemala, Ecuador y acaso Colombia también, ha creado un mapa de desorden, injusticia, barbarie y muerte del cual cada vez es más difícil librarse. Y los índices de pobreza han crecido enormemente, incluso en Chile, que los había superado con creces.
Lo que le está sucediendo a la Iglesia católica en Nicaragua refleja lo que también ha afectado a otras instituciones, partidos políticos, organizaciones no gubernamentales, personas luchadoras por los derechos humanos. Es un ataque, no solo a la Iglesia y a estas otras organizaciones y movimientos, sino, como ya lo han advertido muchos analistas, a la democracia misma, la cual viene siendo sustituida por regímenes autoritarios y violentos. Y en medio de semejante panorama tan triste, también brilla por su actitud pasiva el gobierno norteamericano que tantas veces se ha proclamado el gran defensor de la democracia. Pero ha abandonado a las pequeñas naciones democráticas a su pobre suerte. El panorama es complejo y no cambiará fácilmente.
Las Iglesia ha sufrido muchísimas veces estas situaciones de odio, persecución, despojo, destierro y muerte y sabrá superar esta etapa confiando siempre en Dios y en la importancia de su misión, sobre todo para los más pobres y necesitados. Pero debe seguir aprendiendo a nunca hacerse falsas esperanzas cuando aparecen en el horizonte los tiranos con palabras de liberación y salvación. Es que en ocasiones algunos sectores de la Iglesia se han identificado con los inicios de estos proyectos y después, cuando las cadenas son irrompibles, callan y miran para otro lado.
La Iglesia católica siempre luchará por un proyecto humano de acuerdo con la Palabra de Dios y de Jesucristo y en ese proyecto no hay lugar para renunciar ni a la libertad ni a la dignidad de las personas y de las comunidades. Hora de la solidaridad total con la Iglesia católica en Nicaragua para que tenga libertad y sus pastores puedan estar en la tierra que les pertenece, no en otro lugar.
Fuente Disminuir
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