Pasar al contenido principal
#ff0000

Pensando el futuro

13 de abril de 2020

Quizás sea el momento de empezar a hacer los cambios que por tanto tiempo se han aplazado y que deben beneficiar a todos o al menos a la gran mayoría de personas en todo…

Desde la esperanza de que la terrible situación que actualmente afronta el mundo sea superada, es importante pensar desde ahora el futuro. Aunque muchas cosas volverán a ser como antes, lo más seguro es que también sea necesario realizar cambios en todos los aspectos de la vida individual y colectiva, política y económica, pastoral y espiritual. Quizás sea el momento de empezar a hacer los cambios que por tanto tiempo se han aplazado y que deben beneficiar a todos o al menos a la gran mayoría de personas en todo sentido. Los mandatarios y políticos han sido revestidos de facultades especiales en este momento y ojalá las utilicen para hacer cambios profundos en la sociedad, en la economía, en la justicia social. Pero no son pocos los campos que requieren de una innovación radical.

Comencemos por pensar el futuro económico con el ideal de una mejor distribución de la riqueza. A través de la crítica que hoy se hace a las grandes estrellas del deporte y del espectáculo por sus sueldos y ganancias, y que son apenas una minoría de personas, ha quedado a la vista como nunca que en el tema de salarios hay unas desproporciones y desigualdades que claman al cielo. Y la misma sociedad, en parte, se ha encargado de crear unas estrellas que parecen   quedarse con todo. Esto repercute en el hecho de que en la vida cotidiana y especialmente durante las crisis, el común de la gente tiene muy pocos recursos para sobrevivir o para atender novedades complejas en sus vidas. Muy pocos tienen demasiado y muchísimos tienen muy poco. Sería deseable una reacción de la sociedad contra estos desequilibrios que no tienen justificación alguna.

Por otra parte, está quedando claro que la densidad de las grandes ciudades no es deseable en ningún sentido. Hasta ahora la queja tenía que ver con la cuasi parálisis del tráfico, aun en aquellas urbes con variados sistemas de transporte. De igual manera el aire respirado ha llegado casi a ser veneno para los ciudadanos. Y ahora la aglomeración de personas resulta ser ambiente ideal para la transmisión de enfermedades nuevas y contra las cuales hasta ahora hay poca defensa real. Quizás en este tema, buena parte de la respuesta hacia el futuro tenga que ver con el tele-trabajo, con las tecnologías de la información y, por supuesto, con un replanteamiento del urbanismo para que realmente esté al servicio de las personas y no solo de los constructores. En un país como Colombia, donde algo así como el 70% habita en ciudades y pueblos, será de primera importancia revisar de qué modo conviven los ciudadanos y cómo deberían vivir hacia el futuro. Y ni se diga de todo ese sistema de viviendas de tamaño mínimo (36, 40, 50, 60 metros cuadrados para 2, 3, 4 o más personas) en que han alojado a buena parte de la población en los últimos años.

Y el futuro tendría que pensarse de una manera tan centrada en el bien común, que cualquier otra pandemia o cosa que se le parezca, debería encontrar a las naciones listas para proteger a sus ciudadanos inmediata y efectivamente. El mundo, con su riqueza actual, quizás podría ya asegurar una renta mínima para todos los habitantes del planeta tierra, que les sea útil para vivir dignamente y con la protección de salud y vejez que siempre se requieren. Si las personas cuentan con dinero en la mano, suelen solucionar sus necesidades básicas en forma inteligente y oportuna. Más que bonos, mercados, servicios gratuitos, lo que la gente necesita siempre es un medio, que actualmente es el dinero, para comer, movilizarse, cuidarse, descansar, etc. Esto debería poder garantizarse a futuro como cosa peramente y sostenido a toda costa en tiempos de crisis. En fin, invitamos a todos nuestros lectores a sembrar muchas ideas nuevas de cambio y de alcance general para que el futuro ahora si sea de todos en la mejor forma posible.

 

Aumentar
Fuente
Disminuir
Fuente