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La Arquidiócesis tiene muchos obreros

4 de diciembre de 2023
Imagen:
OAC

En las recientes semanas dos acontecimientos han marcado especialmente la vida de la Arquidiócesis de Bogotá: las asambleas parroquiales y vicariales, y también las ordenaciones sacerdotales. Si se juntan todas estas personas, identificadas por un sentimiento vivo de la misión, se debe reconocer, al menos numéricamente, que la Arquidiócesis de Bogotá tiene muchos obreros para la mies del Señor. Y si bien la cantidad no lo es todo, en las actuales circunstancias es motivo de alegría el saber que en esta iglesia particular, tan grande en cuanto a población, hay muchas personas que quieren ser portadores del buen mensaje de la salvación.

En las asambleas parroquiales y vicariales empieza a despuntar una Iglesia que podría llegar a ser una concreción de los ideales del sínodo de la sinodalidad. Se han destacado estas reuniones eclesiales, en primer lugar, por una participación grande de los fieles laicos, en comunión con sus pastores. Pero, también, por la alegría y el optimismo de las personas allí congregadas. Y, además, se dejó sentir un vivo deseo de hacer la misión que es propia de la Iglesia: evangelizar.

Ahora corresponde a los pastores canalizar esas fuerzas para dar cuerpo a la Iglesia en salida, la Iglesia en camino de las periferias, la Iglesia que no se centra en sí misma, sino que busca a las personas para compartir con ella los tesoros de la salvación. Podría decirse que de las asambleas parroquiales y vicariales se recibe como un fruto, primero y muy importante, un movimiento que está pidiendo pista para llevar a Jesucristo a todos los que sea posible hacerlo y estén dispuestos a recibirlo. No hay que dejar que se pierda este entusiasmo evidente.

En cuanto a las ordenaciones sacerdotales, termina este año con un regalo de nueve ministros ordenados nuevos para el servicio de la Arquidiócesis de Bogotá. Si bien es cierto que por momentos se siente alguna estrechez en la disponibilidad de sacerdotes para atender todo lo necesario en Bogotá, la verdad es que la ciudad y sus municipios de oriente siguen contando con un número importante de sacerdotes para su servicio pastoral. Y este grupo recién ordenado es una voz de aliento en el campo vocacional y para el servicio de las comunidades.

Numerosos laicos y consagrados al servicio de Dios en la Iglesia en Bogotá son una buena noticia. A medida que se hace evidente cuántas personas quieren ser misioneras, se impone la urgente tarea de organizar tareas, distribuir funciones, organizar zonas y territorios, de modo que la labor sea del mayor provecho posible. Y puede ser también ocasión para que cada vez, con mayor claridad, la Arquidiócesis pueda dedicar sus mejores esfuerzos, personas y recursos, esencialmente a evangelizar, a hacer presencia de Dios, con la predicación de la Palabra, con la celebración de los sacramentos, con la oración compartida y siempre con una caridad incesante.

En todo lo que está sucediendo en la Iglesia hay un mensaje obvio a la vista: si todos los bautizados trabajan juntos en la extensión del Reino de Dios, los frutos no se harán esperar. No parecen ser estos tiempos muy propicios para heroísmos aislados que, a veces, terminan en experiencias poco eclesiales. Todos estamos en la misma barca, dijo el Romano Pontífice, y lo que se requiere ahora es que cada uno tome un remo en sus manos y lo mueva en armonía con todos los discípulos misioneros.

Asambleas y ordenaciones recuerdan una vez más a la Iglesia en Bogotá que el Señor no se olvida nunca de su pueblo y tampoco de su viña.

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
Fuente:
Dirección-El Catolicismo
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