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Esperamos a Alguien

22 de diciembre de 2014

Mis muy queridos míos. La Navidad es seguramente la fiesta más esperada de todo el año.

Todos los niños la esperan.

A medida que van pasando los días, la espera va en aumento.

Las calles se llenan de luces y también de música.

Por aquí y por allá aparecen los gaiteros, los músicos.

Se hace el pesebre y el árbol de Navidad, en la escuela y en la parroquia se preparan recitales y espectáculos, en las clases de los más pequeños hay un gran entusiasmo de “trabajitos”, muchos hacen el calendario de Adviento y cada día que pasa abren una ventanita. 

Se escriben cartas al Niño Jesús y al Papá Noel, que me lo imagino como un viejito simpático que le hace como de mensajero, para aligerarles un poco el trabajo.

En los últimos días hay una gran agitación: almacenes y centros comerciales, terminales de transporte y aeropuertos llenos de gente.

En las cocinas las mamás, las abuelas, las tías se afanan en preparar comidas especiales: en Navidad nos encontramos todos juntos en familia.

Quiero hacerles ahora una pregunta: ¿en Navidad esperamos algo o esperamos a alguien?

"¡Las dos cosas!" me dirán ustedes. Y en cierta manera tienen razón.

Pero quiero que reflexionen sobre esto: ¿Qué es más bello?

¿Qué es más valioso? ¿Esperar una cosa o esperar a alguien?

Piensen en un regalo, quizás deseado por mucho tiempo, o en la espera de alguien.

Piensen cuando están esperando al papá o a la mamá que regresan del trabajo. Tal vez uno de ellos sólo alcanza a ir a casa sólo una vez a la semana o tal vez menos...

O piensen en una mamá que está esperando un bebé.

¿Hay alguna diferencia? ¿Cuál es la diferencia?

Cuando la espera de algo finalmente termina porque llega el regalo, suspiramos profundamente y nos sentimos felices,

pero después de dos o tres días la alegría se desvanece.

Y no es difícil que el regalo termine en un rincón olvidado.

Pero en cambio, cuando termina la espera de alguien: cuando el papá o la mamá regresan, cundo el bebé nace, nada termina.

Más aún, es más bello que antes.

Comienza una nueva aventura.

Con la Navidad - lo dice la palabra, que significa nacimiento – nosotros esperamos sobre todo a  Alguien.

Recuerden: ¡siglos antes que Jesús naciera, los profetas lo esperaban!

Durante la Misa de Navidad escucharemos el testimonio del profeta Isaías: «La virgen dará a luz un hijo: que será llamado Emanuel, que significa "Dios con nosotros"».

En Navidad nosotros lo esperamos a Él, al Niño Jesús, el Hijo de Dios, que ha querido hacerse uno de nosotros para ser el Dios cercano y hacernos compañía para siempre.

El regalo más bello de todos es Jesús.

Todos los demás regalos que esperamos son signos de Él.

Quiero decirles una última cosa.

¿Saben cuál es el secreto para no cansarse de las cosas que nos regalan? Compartirlas con los demás.

«Hay más alegría en dar que en recibir» ha dicho Jesús a sus amigos.

¡Y Él era uno que de alegría sí sabía!

Esperemos entonces con alegría a Jesús. ¡Feliz Navidad!

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