Parroquia Santa María del Camino: cerca de tres décadas anunciando el amor de Dios y sembrando esperanza
Bajo el pleno convencimiento de que “donde se anuncia a Jesucristo Resucitado, Él reconstruye a las personas, reconstruye el tejido social y, también, la imagen de la Iglesia”, el padre Mauricio Urbina Villamil, actual párroco en Santa María del Camino, parroquia ubicada en la calle 138 No. 58D-35, da gracias a Dios por los abundantes frutos pastorales logrados en esta zona de Bogotá, y a la comunidad por su apoyo solidario en la edificación del templo y en el fortalecimiento de las acciones evangelizadoras.
“Tenemos una vida pastoral bastante activa. Contamos con una propuesta pastoral de iniciación cristiana de adultos, a través del Camino Neocatecumenal, que es nuestra pastoral prioritaria; pero también tenemos otras pastorales que nos acompañan, por ejemplo: la iniciación cristiana de adultos en la propuesta arquidiocesana, que nos han hecho desde hace algunos años, tenemos presencia de sus grupos de formación aquí.
También, se han conformado talleres de oración y vida. Actualmente 45 personas están siguiendo el proceso.
Desde el inicio, contamos con la Legión de María, con presencia de personas de distintas edades.
Tenemos un grupo que se dedica a confeccionar rosarios y a distribuirlos a nivel de Bogotá, para difundir el rezo del santo rosario en nuestras parroquias.
Además, diferentes grupos juveniles que nos ayudan en la pastoral de evangelización. Nos estamos preparando en este momento para la JMJ.
Tenemos un centro de escucha activo que, de forma gratuita, atiende a las personas con realidades psicológicas o realidades sociales difíciles; y, por supuesto, tenemos todo el proceso de preparación pre-sacramental”.
“Gracias a Dios, los frutos, no por obra nuestra ni por obra humana, sino por una obra de Jesucristo a través del anuncio del Evangelio son abundantes”, precisó el sacerdote.
Inicios del camino pastoral y evangelizador
Erigida canónicamente el 12 de mayo de 1996, mediante Decreto No.134, del 16 de abril de l996, por el entonces arzobispo de Bogotá, el cardenal Pedro Rubiano Sáenz, esta parroquia, perteneciente a la Vicaría Episcopal Territorial San Pedro, comenzó a gestarse, según data en documentos históricos del templo, en 1993, “tiempo en el que ejercía como vicario de esta zona pastoral, monseñor Teófilo Tovar, hombre de mente abierta que con su celo pastoral y entusiasmo acogió la idea de que un sacerdote de la Comunidad Redentorista, el padre Matías, celebrara la Eucaristía en un espacio que se había logrado ubicar – un garaje- en donde se dio inicio a la actual parroquia… El naciente centro de culto dependía de la parroquia de la Santa Cruz y se le dio el nombre de la Virgen de Chestocova. Se procedió entonces a conformar una junta pro-parroquia, integrada por personas interesadas en que en el barrio, aún en construcción en su mayoría, se levantara un templo parroquial”.
“La misa dominical se celebraba, al medio día, en la capilla del Colegio de las Hijas de Cristo Rey. Entre semana la celebración era en el garaje de la casa perteneciente a una finca contigua al colegio. En este salón había un Cristo, un cuadro de la Virgen de Chestocova" , 10 bancas y una mesa para celebrar. El padre Andrés Lukomsky, también Redentorista, vivía en la parroquia de San Gerardo Mayela, no recogía ofrenda en la misa, solo pedía de vez en cuando para el bus. Estaba asignado a la Provincia Redentorista de Bolivia, pero por algún motivo, permaneció en Colombia”.
El padre Jorge Arturo Carvajal Niño, proveniente del Camino Neocatecumenal, fue el primer párroco de esta parroquia, dedicada, el 21 de noviembre de 2002, a “la Madre de Cristo, que es el Camino”.
El Camino Neocatecumenal
Según su iniciador, el laico Kiko Argüello, “el Camino Neocatecumenal se vive dentro de la estructura existente de la parroquia y en comunión con el obispo, en pequeñas comunidades compuestas por gente diferente en edad, estatus social, apariencia y cultura …, que desean redescubrir y vivir la vida cristiana en toda su plenitud; vivir las consecuencias esenciales de su Bautismo, por medio de un neocatecumenado dividido en diferentes etapas, tal como el catecumentado de la Iglesia primitiva, pero adaptado a su condición de personas ya bautizadas. Como consecuencia, estas comunidades tienen la misión de ser, en el interior de la parroquia, el signo y sacramento de la Iglesia misionera (Sínodo de Obispos), de abrir un camino concreto de evangelización para los alejados, dando - en la medida en la que la fe se ha desarrollado - los signos que llaman a la conversión”.
"Reconozco el Camino Neocatecumenal como un itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos modernos": san Juan Pablo II.
Desafío pastoral
Para el padre Mauricio Urbina Villamil, en consonancia con la apuesta pastoral arquidiocesana, el principal desafío a nivel pastoral y evangelizador en la actualidad es sembrar la esperanza.
“Después de la pandemia hay mucha gente desesperanzada por los temas económicos, por la incertidumbre ante el futuro del país, por las situaciones familiares, entonces, el reto es que nosotros podamos, a través del anuncio evangelizador de Jesucristo, llevar esperanza”.
"Nosotros desde hace varios años, a través del proceso del Camino Neocatecumenal, visitamos a todas las familias del sector que nos quieran recibir, acoger, y acompañar", agregó.
Esta tarea pastoral el padre Mauricio la adelanta de la mano de los sacerdotes Andrés Barrero y Carlos Mario Sánchez, vicarios parroquiales.
“Es una parroquia exigente pastoralmente, pero gracias a Dios en este servicio parroquial no estoy solo … con los vicarios y animadores de la evangelización logramos atender las realidades pastorales y, también, las iniciativas de la Iglesia Arquidiocesana en este sector de la ciudad…Estoy muy contento de poder prestar este servicio”.
Un templo con una especial propuesta estética
La forma arquitectónica de la parroquia obedece a las orientaciones litúrgicas del Concilio Vaticano II, con el fin de invitar a una mayor participación de los fieles en el culto. Está construida en forma octagonal como muchas Iglesias de tipo románico antiguo, para expresar el sentido escatológico de la Iglesia que espera el Día del Señor, el Domingo.
La Mesa Eucarística como la fuente a la cual se acercan los fieles a comer y beber del banquete del Reino, el Cuerpo y la Sangre del Cordero Inmaculado que da la vida eterna; todos al rededor, como sentados a la mesa del Señor.
Este templo es figura del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, su Esposa: La Sede, en la cual el obispo o el presbítero preside “in persona Christi”, quien es la cabeza. El Ambón, como la boca desde donde se proclama la Palabra de Dios. La Mesa o Altar, ya que la Eucaristía es sacrificio, pero sacrificio de alabanza, y por ello representa la mesa del banquete que ha preparado el Señor a los pecadores que vuelven a Él; como dice el Concilio Vaticano II, la Eucaristía es el corazón de la Iglesia.
La Piscina Bautismal es como la Matriz, en donde nacen a la fe los bautizados. La Asamblea está repartida como los brazos y los pies del Cuerpo de Cristo; los primeros, para servir en la caridad; los segundos para llevar el mensaje de la salvación al mundo entero. Las paredes, corrugadas, como la matriz de la mujer, que ayudan para la acústica, también expresan que estamos en el útero de la Madre Iglesia, que nos gesta en la fe. El tapete es signo de dignidad de los hijos del Padre Dios, que nos hace príncipes de su Reino, y las pinturas que nos hablan del misterio de la salvación del que participamos en la Iglesia.
La Imagen de la Virgen que figura en el escudo de la parroquia, está tomada de un icono de la Ascensión del Señor, pintado por Kiko Argüello.
La Capilla del Santísimo, como sitio de la reserva de la Sagrada Eucaristía, que los fieles pueden frecuentar como lugar especial de adoración y meditación, con los signos de la presencia del Señor: la Palabra y las Especies Eucarísticas.
La Capilla Penitencial, contigua a la entrada, como lugar destinado a la celebración del sacramento de la reconciliación.
| El párroco El padre Mauricio Urbina Villamil nació en Bogotá el 9 de febrero de 1983, en el hogar conformado por Guillermo Urbina y Patricia Villamil. Estudió filosofía en la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín), teología Universidad Pontificia Bolivariana y en el Seminario Mayor de Bogotá. Fue ordenado sacerdote el 30 de noviembre de 2013 por monseñor Rubén Salazar Gómez para el servicio de la Arquidiócesis de Bogotá. Estudio Licenciatura en Sagrada Escritura en el Pontificio Colegio Pio Latinoamericano de Roma (2021).
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A continuación, entrevista con el padre Mauricio Urbina Villamil:
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