Resumen de las disertaciones en el Sínodo de la Familia

El santo padre Francisco ha convocado oficialmente del 4 al 25 octubre 2015 la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema ''La vocación y la…
Día 6 - Documento post primera fase: 'gran acompañamiento del tema'
Asimismo, ha sido presentada la Relatio Post Disceptationem, pronunciada por el cardenal Peter Erdö, relator general del Sínodo. El documento recoge las principales reflexiones de los padres sinodales expuestas durante los primeros días de encuentro sinodal.
Después de la Relatio ha habido un tiempo amplio libre, sin intervenciones preparadas. Los padres pedían la palabra y podían hablar libremente. Tal y como ha explicado el padre Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa del Vaticano, "ha sido una discusión amplia y sustancial". Además, ha recordado que "estamos en un camino que continúa". Durante casi dos horas, ha habido tiempo para 41 intervenciones. De este modo, se ha dado comienzo a nueva etapa de reflexión.
Presentes en la rueda de prensa estaban algunos padres sinodales para precisar algunos detalles del documento y sobre el desarrollo del Sínodo en estos días. El cardenal Tagle, arzobispo de Manila, ha recordado que la Relatio "tiene que ser la base de la próxima discusión" y que no se puede considerar "como un documento definitivo", sino que nos dice "hasta que punto hemos llegado hasta ahora y nos indica los puntos en lo que tenemos que profundizar en el futuro". Además, ha dado las gracias al papa Francisco porque con su intervención del primer día está siendo un Sínodo muy franco y abierto a la hora de expresarse cada uno.
Si hubiera que colgar un cartel, se leería "Working progress", ha dicho monseñor Bruno Forte, secretario especial del Sínodo. Por otro lado, ha recordado que la Relatio "tenía el deber de respetar las dos grandes indicaciones que el Papa dio al principio", hablar con libertad y escuchar con humildad, y es lo que ha hecho. Esto --ha precisado-- es ejercicio de sinodalidad. Sinodalidad en el sentido de "paciencia de caminar juntos tratando de madurar".
Además, ha indicado que algunos padres sinodales han señalado que se está viviendo el Espíritu del Concilio Vaticano II, escuchando al mundo. También ha hablado de la ley de la gradualidad. Por eso, ha advertido que existe el riesgo, sobre todo para quien está llamado a un servicio de profecía y enseñanza, de querer "quitar las cosas con el hacha", "pero antes de usar el sí-sí, no-no, es necesario entender que hay grados de comprensión, la lógica vencedora no es nunca todo o nada, sino la de la paciencia del devenir, atención a los detalles, a las diversidades, complejidades de la situaciones. Porque quien no usa esta lógica corre el riesgo de juzgar a las personas y no entenderlas". Y este espíritu de acompañamiento --ha afirmado el prelado-- se percibe en la Relatio.
Por su parte, el cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago de Chile, ha reconocido que ha participado en este Sínodo "no solo con los oídos abiertos sino con el corazón abierto". Además ha indicado que le ha llamado la atención que ha visto que la globalización no es solo de las ideas, sino también de problemas y situaciones dentro de la Iglesia.
Y así, ha subrayado que este Sínodo es un reflejo de tres cosas fundamentales. En primer lugar, escucha que los padres sinodales han hecho de sus realidades. En segundo lugar, la gran capacidad de misericordia, de querer comprender las cosas bellas y difíciles que viven las familias, y por consiguiente escuchar a una Iglesia que se hace presente con un corazón de misericordia. Y en tercer lugar, una búsqueda de caminos para acompañar y expresar esa cercanía en líneas pastorales que sean adecuadas a las situaciones diversas que cada uno vive. "Estas tres dimensiones están muy presentes en el documento que no es definitivo, estos días seguimos dialogando y enriqueciendo, pero el documento que ya tiene las perspectivas más bellas", ha asegurado el purpurado.
Durante el turno de preguntas de los periodistas, monseñor Bruno Forte ha indicado que la ayuda de los laicos durante el Sínodo ha sido importante, no solo por los testimonios de los matrimonios sino también los expertos e invitados. "Ciertamente son ellos los primeros expertos, los esposos. Lo que esperamos y deseamos es que en el año intermedio, en este tiempo, los laicos hagan sentir su voz en las iglesias locales", ha observado. Naturalmente --ha añadido-- son los obispos los que se tienen que poner a la escucha y promover la participación de los laicos. A veces, ha advertido, "veo que nuestros laicos son más clericales que los sacerdotes". Por esta razón, ha exhortado a los laicos a "ser protagonistas" para "ayudarnos a entender mejor" y "encontrar soluciones verdaderas.".
Día 6: pastoral de misericordia para las familias heridas
El cardenal Erdö presenta la "Relatio post disceptationem" que sintetiza las intervenciones de los 180 participantes del Sínodo durante la primera semana de trabajo. Anunciado el tema del Sínodo del 2015
Opciones pastorales valientes. Los 180 cardenales, obispos, auditores y expertos del Sínodo extraordinario sobre la familia se han puesto de acuerdo en este punto. Y en la "Relatio post disceptationem", leída esta mañana en el aula por el cardenal Peter Erdö, relator general, reafirma la fidelidad al Evangelio pero sin que falte una atención particular a las fragilidades familiares.
El Sínodo, al llegar a este punto, se centra en la misericordia y hace hincapié en la urgencia, por el tiempo actual, de nuevos caminos pastorales. Porque esas dificultades en las que están las familias a menudo "han sido 'sufridas' más que elegidas en plena libertad".
El debate está aún en proceso: la Relatio es ahora una síntesis de las discusiones mantenidas en las Congregaciones generales de esta primera semana de encuentro. El cardenal Erdö usa el condicional, dando a entender que para las decisiones más concretas es necesario esperar al 19 de octubre, después de las discusiones de los Circuli minores que comenzaron el viernes por la tarde y continuarán toda la semana.
Por tanto, no se puede esperar, como muchos lo hacían, un rotundo "sí" o "no" sobre la posibilidad de acceso a los sacramentos de personas en situaciones anómalas, como en el caso de los divorciados vueltos a casar.
"No es sabio pensar en soluciones únicas o inspiradas en la lógica del “todo o nada”, ha dicho Erdö al respecto. Sobre el tema se mantienen dos líneas: "algunos han argumentado a favor de la disciplina actual en virtud de su fundamento teológico, otros se han expresado por una mayor apertura a las condiciones bien precisas cuando se trata de situaciones que no pueden ser disueltas sin determinar nuevas injusticias y sufrimientos".
La 'novedad' es la propuesta avanzada por algunos que "el eventual acceso a los sacramentos debe ir precedido de un camino penitencial --bajo la responsabilidad del obispo diocesano-- y con un compromiso claro a favor de los hijos". "Se trataría --ha dicho Erdö-- de una posibilidad no generalizada, fruto de un discernimiento actuado caso por caso, según una ley de la gradualidad, que tenga presente la distinción entre el estado de pecado, estado de gracia y circunstancias atenuantes".
Los criterios elegidos por los padres sinodales para trabajar estas cuestiones delicadas son tres: escucha, mirada fija en Cristo y discernimiento "a la luz del Señor Jesús". La Iglesia, "casa paterna" y "antorcha en medio de la gente" --se afirma-- tiene la labor de acompañar con paciencia, delicadeza, atención y cuidado a sus hijos más frágiles, "marcados por el amor herido y perdido".
Por tanto, se advierte la necesidad de decir "una palabra de esperanza y de sentido" a esta gente, acogiendo a las personas con su existencia concreta, sabiendo "sostener la búsqueda, alentar el deseo de Dios y la voluntad de sentirse plenamente parte de la Iglesia, incluso de quien ha experimentado el fracaso o se encuentra en las situaciones más desesperadas".
En esta línea, se pide un discernimiento espiritual "acerca de las convivencias y de los matrimonios civiles y los divorciados vueltos a casar" porque --se explica-- "compete a la Iglesia reconocer estas semillas del Verbo dispersas más allá de sus confines visibles y sacramentales".
"La Iglesia --ha dicho Erdö-- se dirige con respeto a aquellos que participan en su vida de modo incompleto e imperfecto, apreciando más los valores positivos que custodian, en vez de los límites y las faltas".
Además de "curar las heridas" de divorciados vueltos a casar, la Iglesia está llamada también a la acogida de las personas homosexuales que --se lee en el documento-- "tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana". La cuestión homosexual "interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realísticos de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual". Ninguna duda sobre el hecho de que "las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer". Tampoco "es aceptable que se quieran ejercitar presiones sobre la actitud de los pastores o que organismos internacionales condicionen ayudas financieras a la introducción de normas inspiradas en la ideología gender". La Iglesia, además --dice la Relatio-- pone atención especial en los niños que viven con parejas del mismo sexo, reiterando que en primer lugar se deben poner siempre las exigencias y derechos de los pequeños".
Pensando siempre en los pequeños, en el documento los padres sinodales invocan "respeto y amor" por cada familia herida, sobre todo quien ha sufrido injustamente el abandono del cónyuge, evitando "actitudes discriminatorias" hacia los niños. "Es indispensable hacerse cargo de manera leal y constructiva de las consecuencias de la separación o del divorcio, en los hijos --se afirma-- ellos no pueden convertirse en un 'objeto' de contienda y se deben buscar las formas mejores para que puedan superar el trauma de la división familiar y crecer en el modo más posible sereno".
Los participantes del Sínodo remarcan la necesidad de una "preparación adecuada al matrimonio cristiano" porque no es sólo "una tradición cultural o una exigencia social", sino "una decisión vocacional". No se "complican" los ciclos de formación, sino que se quiere "ir en profundidad" no limitándose a orientaciones generales. En este sentido, se debe renovar también "la formación de los presbíteros", a través de una implicación de las mismas familias "privilegiando su testimonio". Del mismo modo, las parejas son acompañadas también después de la celebración del matrimonio, un periodo "vital y delicado" lleno de alegrías pero también desafíos que la Iglesia debe ayudar a los cónyuges a afrontarlos.
De matrimonio también se ha hablado en relación a la simplificación de los procedimientos para el reconocimiento de la nulidad. Entre las propuestas han sido indicadas la superación de la necesidad de la doble sentencia conforme; la posibilidad de determinar una vía administrativa bajo la responsabilidad del obispo diocesano; un proceso sumario para realizar en los casos de nulidad notoria. También se ha propuesto considerar la posibilidad de dar relevancia a la fe de los novios en orden a la validez del sacramento del matrimonio. Hay que destacar que en todos los casos se trata de establecer la verdad sobre la validez del vínculo. También se pide el aumento de la responsabilidad del obispo diocesano, el cual en su diócesis podría encargar a un sacerdote debidamente preparado que pueda gratuitamente aconsejar a las partes sobre la validez del matrimonio.
A propósito de los laicos, el Sínodo anima el compromiso de los laicos en el ámbito cultural y socio-político, para que factores externos no obstaculicen la "auténtica vida familiar, determinando discriminaciones, pobreza, exclusiones, violencia". No por casualidad el tema elegido por el Papa para el próximo Sínodo ordinario del 4 al 25 de octubre de 2015 es "La vocación y la misión de la familia en la Iglesia en el mundo contemporáneo". Lo ha anunciado en la mañana de este lunes el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo, en la apertura de los trabajos, en presencia del papa Francisco.
Fuente Disminuir
Fuente