La pornografía ha secuestrado a la sociedad

La socióloga estadounidense Gail Dines, en su libro Pornolandia: cómo el porno ha secuestrado nuestra sexualidad, denuncia que el consumo del porno es síntoma de una…
El consumo de porno en las redes e internet en general es del 30% del tráfico. Son cientos de millones de conexiones de personas buscando pornografía, lo que demuestra no sólo la búsqueda “por curiosidad” si no la adicción, tan grave como cualquiera.
Para la sexóloga estadounidense Gail Dines, profesora de Sociología en el Wheelock College de Boston y autora del libro Pornolandia: cómo el porno ha secuestrado nuestra sexualidad, el riesgo del consumo de pornografía no es una cuestión moral, sino que es “un caso de ciencia”.
Esta activista antiporno asegura que las conductas que se pueden ver en la gran mayoría de los vídeos pornográficos proyectan casi siempre la sexualidad como un acto de supremacía de unas personas sobre otras.
Añade la socióloga Dines que los comportamientos sexuales promovidos en el porno son, a demás de ficticios, dañinos para la forma en que se asume el sexo real en las relaciones de pareja, o en el caso en que se pretenda aprender o iniciar una conducta sexual.
“Un peligro para la salud pública”
Hasta tal punto son importantes los planteamientos de la sexóloga que, sin ir más lejos, cabe recordar que las tesis de Dines en su libro han inspirado al gobernador de Utah (Estados Unidos), Gary Herbert, para firmar recientemente una resolución en la que el porno se declara como “un peligro para la salud pública” en ese estado norteamericano.
“Puede degenerar en una adicción”
Monia Presta, psicóloga de la Universidad La Sapieza de Roma, considera que “la medida de Utah es buena” y que “el consumo de pornografía puede degenerar en una adicción que lleva a un sexo de poca calidad, de baja autoestima y con comportamientos obsesivos”.
Los niños y adolescentes son los más afectados por la confusión que produce el consumo de porno
“Idea sesgada de de la vida sexual”
Carme Sánchez Martín, codirectora del Institut de Sexologia de Barcelona, habla sobre los riesgos que supone para los más pequeños: “Lo más preocupante es que desde las administraciones públicas no se imparta una correcta educación sexual a niños y adolescentes”. Sin políticas claras de educación sexual, el niño que consume pornografía sin poder contrastar lo que ve con un adulto, “puede hacerse una idea muy sesgada de lo que son las relaciones sexuales”, advierte.
Imagen: google
Fuente Disminuir
Fuente