Dios hecho hombre quiere llenar nuestro vacío interior

El Papa afirmó que “¡Dios es demasiado grande para rebajarse a hablar a través de un hombre tan simple!”, y recordó el “escándalo” de la encarnación como “un evento…
El Santo Padre, en el Ángelus de este domingo 8 de julio, XIV Domingo del tiempo ordinario, exhortó a la comunidad a "abrir el corazón a la fe", gracia con la que Dios, "hecho hombre", quiere llenar nuestro vacío interior. Desde la ventana del Palacio Apostólico, el papa Francisco anunció a los fieles y peregrinos presentes en la plaza de San Pedro: “No rechacemos la humildad de la encarnación de Dios”.
“Nadie es profeta en su tierra”, señaló, recordando que Jesús no fue capaz de realizar ningún prodigio en su propia tierra, sino sólo un par de curaciones, “lo que podría considerarse un éxito, se convirtió en un rechazo rotundo”, indicó el obispo de Roma. Entonces, se preguntó “¿cómo es que los conciudadanos de Jesús pasan de la maravilla a la incredulidad?”
El Papa afirmó que “¡Dios es demasiado grande para rebajarse a hablar a través de un hombre tan simple!”, y recordó el “escándalo” de la encarnación como “un evento desconcertante de un Dios hecho carne, que piensa con una mente humana, trabaja y actúa con manos humanas, ama con un corazón humano, un Dios que lucha, come y duerme como cada uno de nosotros”.
Hoy en día, el escándalo no ha cesado: “El cambio hecho por Jesús compromete a sus discípulos de ayer y de hoy a una verificación personal y comunitaria”, manifestó. Hizo hincapié en la invitación del Señor a adoptar una actitud de escucha humilde y de espera dócil, “porque la gracia de Dios a menudo se nos presenta de maneras sorprendentes, que no se corresponden con nuestras expectativas. Dios no se ajusta a los prejuicios”, añadió.
Al finalizar, exhortó a los presentes a abrir el corazón, “para dar la bienvenida a la realidad divina que viene a nuestro encuentro”. Describió la falta de fe como “un obstáculo para la gracia de Dios”, y se acordó de cuántos bautizados viven “como si Cristo no existiera”. “Cada cristiano, está llamado a profundizar en esta pertenencia fundamental, tratando de atestiguarlo con una conducta coherente de vida, cuyo hilo conductor es la caridad”, dijo al concluir, junto con una invocación a María para que “ablande la dureza de los corazones y la estrechez de mentes”.
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