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LITURGIA Enero 19 Llegar a ser discípulo misionero

16 de enero de 2020
LITURGIA Enero 19 Llegar a ser discípulo misionero

Concluido el ciclo Adviento – Navidad, iniciamos lo que el calendario de la Iglesia llama «Tiempo durante el año». Este tiempo litúrgico lo podemos comprender como la…

Para este año el calendario nos propone seguir la lectura del relato del evangelio según san Mateo, de modo que el evangelista Mateo nos hará de guía durante este año en el permanente discipulado en la escuela de Jesús de Nazaret. Antes de iniciar la lectura de la narración de Mateo, en este domingo, segundo del Tiempo durante el año, un episodio del evangelio según san Juan nos hace de puente entre la celebración del Adviento – Navidad y nuestro aprendizaje siguiendo la predicación de Jesús durante su vida púbica.

Para adentrarnos en el episodio del evangelio de este domingo (Juan 1, 29-34), la liturgia ambienta a la asamblea con unos versículos del llamado ‘Segundo cántico del siervo del Señor’ en el libro de Isaías (49, 3.5-6); este texto se inicia presentando la vocación del siervo, elegido desde el seno materno para reunir al pueblo de Dios de la antigua Alianza, sin embargo, lo más relevante para nosotros hoy es el alcance universal de la misión: «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob (…) Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra». Quedémonos con la imagen de ser luz para salvar a todos los hombres.

En el evangelio reconocemos dos partes, la primera es muy breve y nos conecta con el ciclo Adviento – Navidad, es la conclusión de la misión de Juan el Bautista; la segunda parte nos cuenta la experiencia mística de Juan y la leemos en continuidad con el anuncio del siervo en el sentido de ser luz para llevar la salvación hasta los confines de la tierra.

Durante la primera parte del Adviento escuchamos reiteradamente el anuncio de Juan el Bautista, ahora él mismo nos advierte de la presencia de Jesús. Ocupado en su actividad de bautizar «al otro lado del Jordán» –fuera el territorio considerado como herencia de Dios para su pueblo– Juan ve que Jesús viene y comparte su experiencia con los demás hombres comunicando la identidad y misión de aquel que viene: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado de mundo».

El término ‘cordero’ nos lleva a pensar en los sacrificios del Antiguo Testamento, para tal efecto el creyente proporcionaba un cordero, ahora es Dios mismo quien provee el cordero (ver Génesis 22, 8). En el evangelio de este domingo el Bautista anuncia que la salvación es iniciativa de Dios, para ello Él envía su cordero, ‘el Cordero de Dios’. Jesús es el cordero que Dios envía para salvar a los hombres. La misión de Jesús consiste en quitar el pecado del mundo; fijémonos, más que ‘los pecados’ (en plural) el texto dice del ‘pecado’, lo que nos lleva a entender todo el mal que se opone o que ofrece resistencia al proyecto de Dios. Jesús es el enviado de parte de Dios que viene al mundo para hacer posible en cada uno de nosotros la realización del proyecto de Dios y para ello arranca de raíz el pecado.

En la segunda parte, como hemos dicho, el Bautista nos refiere su experiencia mística, esto es, nos cuenta cómo llegó él a comprender el ser y la misión de Jesús, para luego llegar a ser testigo y señalarlo presente entre los hombres. Esta segunda parte del evangelio de hoy nos ambienta en el itinerario de formación del discípulo misionero.

Al otro lado del Jordán, Juan repite dos veces que no conocía a Jesús, en la primera ocasión dice que su actividad de bautizar lo ha llevado hasta Jesús. En lo que venimos haciendo Dios nos permite tener la experiencia de la revelación de Jesús si dejamos de ser meros cumplidores de tradiciones y

asumimos una sana actitud crítica; si nos hacemos conscientes de la presencia de Dios en la vida de los hermanos.

Luego Juan vuelve a decir que no conocía a Jesús; en este segundo momento es la palabra quien lleva al profeta a reconocer los signos de la presencia de Jesús como el enviado de Dios. En la experiencia mística de Juan el Bautista hay dos fuentes, el trabajo que viene haciendo y la palabra acogida; esto le permite a Juan ser testigo de la identidad y misión de Jesús.

Iniciaremos el próximo domingo la lectura del relato del evangelio según san Mateo que nos permite a cada uno de nosotros profundizar en la identidad y misión de Jesús y a partir de ello comprometernos en la tarea de ayudar a descubrir su presencia en medio de los hombres.

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