Pasar al contenido principal
#397dff

Jesús cura y sana

4 de febrero de 2024
3

 

San Marcos empieza a relatar la actividad pública de Jesús y lo hace en su primer capítulo como si quisiera decirnos: Así eran los días de Jesús. Estar entre amigos, cerca de la gente, atento a sus sufrimientos, entrar y salir, servir y dejarse servir; todo en el mismo día; y al siguiente madrugar a orar. Habla y actúa con autoridad y eso hace surgir el interrogante por el misterio de la persona de Jesús.

Después de liberar por la mañana a un hombre poseído por un espíritu maligno, Jesús sale de la Sinagoga, lugar oficial de la religión judía, y se dirige a “La casa” de Simón y Andrés. Allí nace la nueva familia de Jesús: La presencia de Jesús hace que nazca un hogar donde se empieza a vivir de manera nueva.

Le dijeron a Jesús que la suegra de Pedro estaba enferma. “Se acercó, la tomó de la mano y la levantó” y ya curada por Él, se puso “A servirles a todos”. Jesús quiere que lo aprendamos de Él, tal como lo hizo con ella, es la misión de cada uno de nosotros. Jesús definió su propia misión y la de sus discípulos, así: “No he venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida en rescate por todos”, Marcos,10: 45-52.

Quien lee y medita el Evangelio de San Marcos se encuentra con un Jesús que cura y sana, que acoge a los pobres, que perdona los pecados, que libera de los espíritus inmundos; descubre con gozo inmenso que donde está Jesús, hay vida, crece la vida, se lucha por la

vida; hay amor a la vida, amor por el ser humano, pasión por la liberación de todo mal. Un Jesús que humaniza, libera, devuelve la alegría y da vida a todos.

San Marcos nos ayuda a hacer ese gran descubrimiento: la humanidad de Jesús. Algo que nos hace mucha falta hoy a todos nosotros. Jesús no pasó de largo ante la miseria humana, traspasada por el sufrimiento físico y moral; estuvo muy cerca, y con esa cercanía suya al enfermo, al pobre, hizo que en el mundo empezara a sentirse el olor a Reino de Dios.

Hermanos: Acercarse al hermano que sufre es acercarse a Jesús. Por eso los invito a salir de la sinagoga de nuestra comodidad ritual y busquemos a Jesús en la persona de los hermanos más pobres, de los enfermos, de los ancianos.

Recuperemos algo de la Iglesia primitiva: La iglesia doméstica. Si oramos en familia, si vivimos una auténtica fraternidad, si nos servimos los unos a los otros, viviremos como Iglesia cada momento de la vida familiar.

Padre Carlos Marin G

Aumentar
Fuente
Disminuir
Fuente

Noticias relacionadas

#397dff
#397dff
#397dff