Cada 20 de octubre la Iglesia celebra a San Pedro de Alcántara, O.F.M. (1499-1562), fraile franciscano español, confesor de Santa Teresa de Ávila y, desde 1826, santo patrono de Brasil.
Vida centrada en la oración
De nombre secular Juan de Garavito y Vilela de Sanabria, nació en Alcántara, Extremadura (España) en 1499, en el seno de una familia noble. Empezó a estudiar leyes en la Universidad de Salamanca, pero abandonó los estudios al descubrir que Dios lo llamaba a su servicio. Se hizo fraile franciscano y posteriormente fue ordenado sacerdote.
Fray Pedro de Alcántara impulsó la fundación de varios conventos: primero, de algunos destinados a su Orden; luego, otros para la naciente reforma del Carmelo, la que apoyó fervientemente, dado que conocía de primera mano el espíritu de la obra de Teresa de Ávila.
Fue un hombre de profunda vida espiritual. De hecho, se hizo conocido por la dedicación que ponía, en tiempo e intensidad, al trato personal con el Señor, manifestado en sus constantes desvelos en la oración y la meditación.
Para que todos conozcan a Dios
Supo equilibrar la vida contemplativa con la predicación y el cuidado de las almas: solía realizar viajes a los pueblos situados en las cercanías al convento de Arenas, donde vivía.
Se caracterizó por ser modelo de cumplimiento y respeto por los principios que regían la vida monástica, a través de lo cual alentó a muchos hermanos a ser más generosos con los asuntos de Dios.
Fray Pedro también adquirió fama de buen predicador, y cabe subrayar que muchas conversiones se produjeron entre quienes lo pudieron escuchar. Al mismo tiempo, tuvo especial preocupación por que todos obtuvieran el debido provecho de la vida espiritual.
Por esta razón se propuso escribir obras de divulgación: a Fray Pedro de Alcántara se le atribuye haber hecho la edición compacta del Libro de la oración y meditación de Fray Luis de Granada, bajo el título de Tratado de la oración y meditación.
De espíritu reformador
Trató con San Francisco de Borja y, de manera especial y fructífera, con Santa Teresa de Ávila. Fray Pedro se convirtió en el confesor y director espiritual de la santa, y fue él quien más la animó a que lleve a cabo la reforma carmelita.
Él mismo, inspirado en el deseo de renovar la espiritualidad religiosa, puso en práctica una reforma de la Orden franciscana, fundando una rama de “estricta observancia” conocida como “alcantarinos”.
Santa Teresa de Jesús cuenta en su autobiografía cuán agradecida quedó con el fraile franciscano por su sabiduría y santidad. Teresa cuenta incluso cómo fue que Fray Pedro se le apareció en sueños después de muerto y le dijo: "Felices sufrimientos y penitencias en la tierra, que me consiguieron tan grandes premios en el cielo".
A la casa del Señor
San Pedro de Alcántara murió en paz, de retorno al Convento de Arenas, después de haber hecho uno de sus habituales itinerarios por Ávila y Oropesa. Murió en compañía de sus hermanos a quienes tanto quería.
El pueblo de Arenas, por su parte, manifestó su gratitud al santo por todo lo que había hecho por este en vida. Todo aquél que pudo tratarlo fue bien encaminado hacia Dios. Sus palabras finales, tomadas del Salmo 21, fueron el sello y testimonio perfecto de aquello que le movió toda la vida: “¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor!".
Patrono de Brasil
San Pedro de Alcántara es, curiosamente, patrono de la República Federativa de Brasil -honor que “comparte” con Nuestra Señora Aparecida- sin ser brasileño ni portugues. La razón de esto se encuentra en que, en virtud de la fama de hombre espiritual que adquirió en vida, el rey de Portugal, Dom João III el Piadoso, le solicitó ser su confesor.
Cercano a la corona portuguesa, San Pedro de Alcántara tocó el alma de muchos nobles, príncipes e infantes. La huella que dejó fue muy profunda, y cuando el recién independizado Brasil de las primeras décadas del siglo XIX se constituyó en imperio, con régimen de monarquía constitucional, su primer emperador fue Dom Pedro I.
Pedro I era el príncipe heredero portugues, cuyo nombre, recibido en el bautismo, le fue puesto en honor al santo español, quien fuera amigo de la corona.
Poco después de lograda la independencia, en 1826, el Papa León XII, a petición de Dom Pedro I, declaró a San Pedro de Alcántara como el santo patrono de Brasil.
Otros patronazgos
Debido a la costumbre de pasar noches sin dormir en oración constante, Pedro de Alcántara es reconocido como el protector o patrono de los celadores y guardias nocturnos.
San Pedro de Alcántara murió en 1562, fue beatificado por el Papa Gregorio XV en 1622 y canonizado por Clemente IX en 1669.
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