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La familia es esperanza, no una carga: papa León XIV

24 de octubre de 2025
La familia es esperanza, no una carga: papa León XIV
Imagen:
@Vatican Media.

Ante el Pontificio Instituto Juan Pablo II, el papa destacó el papel de la familia como motor de esperanza y renovación social. Pidió políticas que protejan la maternidad, promuevan el tiempo en común y fortalezcan los vínculos humanos frente a una cultura que privilegia la productividad sobre el amor.

“En todo lugar y tiempo estamos llamados a sostener, defender y promover a la familia, sobre todo mediante un estilo de vida coherente con el Evangelio”, afirmó el Pontífice al recibir en audiencia, este viernes 24 de octubre, a los docentes y alumnos del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia.

“Sus fragilidades y su valor, vistos a la luz de la fe y de la razón”, dijo el Papa en su discurso, “inspiran sus estudios, orientados al bien de los novios que se preparan para el matrimonio, de los esposos que se convierten en padres, y de sus hijos, que son siempre promesa de una humanidad renovada por el amor”.

Recordó que la vocación del Instituto —nacido de la visión profética de san Juan Pablo II tras el Sínodo de 1980 sobre la familia— se manifiesta hoy “con claridad aún mayor”: constituir un solo cuerpo académico presente en los distintos continentes, para responder a las necesidades formativas lo más cerca posible de los matrimonios y las familias. “Así pueden desarrollarse con más eficacia dinámicas pastorales adaptadas a las realidades locales, inspiradas en la viva tradición de la Iglesia y en su doctrina social”.

La familia, medida del bienestar social

Al participar en la misión y el camino de toda la Iglesia, el Instituto contribuye, precisó el Papa, a la comprensión del magisterio pontificio y al diálogo permanente entre la vida familiar, el mundo del trabajo y la justicia social. Afronta cuestiones de gran actualidad como la paz, el cuidado de la vida y la salud, el desarrollo humano integral, el empleo juvenil, la sostenibilidad económica y la igualdad entre hombres y mujeres. Todos estos factores, subrayó, influyen directamente en la decisión de casarse y de tener hijos.

En este sentido, explicó que la misión específica del Instituto consiste en la investigación y el testimonio compartido de la verdad. 

“La teología está llamada a dialogar con las distintas disciplinas que estudian el matrimonio y la familia, no conformándose con hablar sobre la verdad, sino viviéndola con la gracia del Espíritu Santo y siguiendo el ejemplo de Cristo, que nos reveló al Padre con sus palabras y sus obras”.

El Papa insistió en que el anuncio del Evangelio, que transforma la vida y la sociedad, compromete a todos a promover acciones coordinadas y eficaces en favor de la familia. “La calidad de la vida social y política de un país se mide, en gran parte, por la manera en que permite a las familias vivir bien, disponer de tiempo para sí mismas y fortalecer los vínculos que las unen”. 

En una sociedad que a menudo exalta la productividad y la velocidad a costa de las relaciones, añadió, “urge devolver tiempo y espacio al amor que se aprende en la familia, donde nacen las primeras experiencias de confianza, de don y de perdón que tejen el entramado de la vida social”.

Devolver dignidad a la maternidad

Recordó con emoción las palabras de su predecesor, el papa Francisco, cuando invitó con ternura a las mujeres embarazadas a “custodiar la alegría de traer al mundo una nueva vida” (Amoris laetitia, 171). “La vida humana es un don y debe ser siempre acogida con respeto, cuidado y gratitud”, afirmó.

Por ello, ante la realidad de tantas madres que viven la maternidad en soledad o marginación, el Pontífice señaló que “tanto la comunidad civil como la eclesial deben comprometerse con constancia para devolver a la maternidad su plena dignidad”. Reclamó medidas concretas: políticas que aseguren condiciones de vida y de trabajo dignas, iniciativas formativas y culturales que reconozcan la belleza de engendrar juntos, y una pastoral que acompañe con cercanía y escucha a mujeres y hombres. “La maternidad y la paternidad, así protegidas, no son una carga para la sociedad, sino una esperanza que la fortalece y la renueva”.

Una Iglesia que escucha y acompaña

El Papa también animó a los profesores y estudiantes a seguir contribuyendo al desarrollo de la doctrina social sobre la familia, en línea con la misión que el Papa Francisco confió al Instituto en la carta Summa familiae cura, en la que escribió: “La centralidad de la familia en los caminos de conversión pastoral de nuestras comunidades y de transformación misionera de la Iglesia exige que, también a nivel académico, en la reflexión sobre el matrimonio y la familia nunca falten la perspectiva pastoral ni la atención a las heridas de la humanidad”.

León XIV destacó que el Instituto ha acogido las orientaciones de la constitución apostólica Veritatis gaudium, que invita a una teología “abierta y dialogante”, una cultura del encuentro entre todas las auténticas y vivas culturas, enriquecidas por el intercambio de sus dones bajo la luz del amor de Dios. En esta perspectiva, señaló, la sólida base filosófica y teológica se ha enriquecido con el diálogo con otras disciplinas, abriendo nuevos campos de investigación.

Entre ellos, subrayó la importancia de profundizar el vínculo entre la familia y la doctrina social de la Iglesia. “Se trata —sostuvo— de integrar el estudio de la familia como capítulo esencial del patrimonio de sabiduría de la Iglesia sobre la vida social, y de enriquecer ese patrimonio con la experiencia y la dinámica propias de la vida familiar”.

En el ámbito pastoral, alertó sobre las tendencias que, en muchas regiones del mundo, llevan a no valorar o incluso rechazar el matrimonio. “Los invito a ser atentos a la acción de la gracia de Dios en el corazón de cada hombre y de cada mujer. Aun cuando los jóvenes tomen caminos que no coinciden con los propuestos por la Iglesia, el Señor sigue tocando a la puerta de sus corazones, preparándolos para recibir un nuevo llamado interior”.

Finalmente, animó a los presentes a continuar el camino sinodal como parte esencial de su formación. “En un centro académico internacional, es indispensable practicar la escucha mutua para discernir cómo crecer juntos al servicio del matrimonio y la familia”. Las familias, recordó, “son un lugar privilegiado para aprender y experimentar las prácticas esenciales de una Iglesia sinodal. A pesar de las fracturas y sufrimientos que puedan vivir, siguen siendo espacios donde se aprende a intercambiar el don del amor, de la confianza, del perdón, de la reconciliación y de la comprensión”.

“Tenemos mucho que aprender de ellas —concluyó—: sobre la transmisión de la fe, la oración cotidiana, la educación en el amor y la paz, la fraternidad con el migrante y el cuidado del planeta. En todas estas dimensiones, la vida familiar precede a nuestro estudio y lo ilumina”.

El Papa León XIV alentó a los estudiantes y profesores a comenzar con esperanza el nuevo año académico, “seguros de que el Señor Jesús nos sostiene siempre con la gracia de su Espíritu de verdad y de vida”. Finalmente, impartió su bendición apostólica a todos los presentes y rezaron juntos el padrenuestro.

Fuente:
Vatican News.
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