Último adiós a Nydia Quintero: la dama de la solidaridad

En una emotiva y solemne Eucaristía celebrada en la Basílica Metropolitana de Bogotá – Catedral Primada de Colombia, este 2 de julio, el país despidió con gratitud, recogimiento y amor a Nydia Quintero Turbay, ex primera dama de la Nación, fundadora y presidenta vitalicia de la Fundación Solidaridad por Colombia. Su partida, ocurrida el pasado 30 de junio en Bogotá a los 93 años, deja una huella profunda en millones de colombianos a quienes su vida tocó con compasión, entrega y servicio.
La ceremonia fue presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, concelebraron los obispos auxiliares de Bogotá, monseñor Edwin Vanegas y monseñor Alejandro Díaz; y los vicarios episcopales. Acompañaron a su familia amigos cercanos, expresidentes, líderes políticos, religiosos, empresarios, académicos, autoridades civiles y militares, en un momento de fe y gratitud por el legado de una mujer que convirtió la solidaridad en un camino de vida.

En su homilía, el cardenal Rueda elevó una oración por el eterno descanso de Nydia Quintero y por la pronta recuperación de su nieto, el senador Miguel Uribe Turbay, quien permanece en estado crítico tras el atentado sufrido el pasado 7 de junio.
“Nos une el dolor y la esperanza. Damos gracias por la vida de una mujer valiente, servidora, madre, abuela, amiga… cuya luz no se apaga, porque permanece viva en cada niño, joven y familia que encontró una oportunidad gracias a su incansable labor”, expresó el purpurado.
Recordando el Evangelio del Buen Samaritano, el cardenal destacó los tres verbos de la misericordia: ver, compadecerse y acercarse, como pilares del testimonio de vida de la señora Nydia. “Ella los vivió con valentía y ternura. No fue indiferente al dolor ajeno, se compadeció y se acercó con dignidad a quien más lo necesitaba”, afirmó. También, explicó que estos verbos desafiaron la misión de Jesús y desafían a todo bautizado.

Nydia Quintero, quien fuera esposa del expresidente Julio César Turbay, consagró su existencia a los más vulnerables, incluso mucho después de haber ocupado la Casa de Nariño. Su compromiso con el desarrollo humano integral se materializó en la Fundación Solidaridad por Colombia, que durante décadas ha sido signo de esperanza para miles de hogares.
Su vida, marcada por la fe, el servicio y la firme voluntad de tender la mano al otro, fue despedida entre oraciones, lágrimas y gratitud. En medio del dolor, resonó un mensaje poderoso: “La muerte no tiene la última palabra; el amor que sembramos, sí”.
La Eucaristía fue también un llamado a mantener encendida la esperanza: “Ella nunca dejó que el sufrimiento le arrebatara la esperanza, y eso lo transmitió a Colombia entera. Hoy, ese legado nos desafía a seguir adelante”.
En el corazón de su familia, en el rostro de los niños que aún son acogidos por su obra, en cada colombiano tocado por su generosidad, vive Nydia Quintero. La dama de la solidaridad partió a la Casa del Padre, pero su misión permanece.

“Amor y solidaridad en un legado que será eterno”
La Fundación Solidaridad por Colombia, precisa su historia, nació del sueño de Doña Nydia Quintero de Balcázar, hecho realidad desde 1975 con el apoyo de colaboradores y donantes. En el momento en que la Fundación Solidaridad por Colombia cobra vida, no existía en el país un sistema de atención de emergencias, el acceso a los servicios de salud era muy limitado para las personas de escasos recursos, y la gratuidad en la educación básica no pasaba de ser una buena idea.
Ante esta realidad y ante los cambios en gestiones del estado, la Fundación buscó responder a las necesidades de la población más vulnerable, “formalizando cada vez más sus programas y funcionamiento para brindar apoyo en esos eventos donde la acción de las instituciones no alcanza a llegar, ya sea por falta de recursos, o porque sus procesos le impiden responder de manera inmediata. Doña Nydia apeló al deseo de ayuda que encontró entre muchas personas influyentes del mundo académico, empresarial y político”; así como de comunidades, familias y personas de buena voluntad en distintos contextos.
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