Tres días de intenso trabajo dejaron buenos frutos en la comunidad diaconal

En el acogedor seminario neocatecumenal se alojaron los diáconos y sus esposas, alrededor de ciento veinte personas, que empezaron las jornadas con la oración y la Eucaristía hacia las seis de la mañana y terminaban su jornada después de la nueve de la noche, trabajo intenso, pero fructífero.

Dentro de las jornadas se presentaron informes y testimonios de la obra ministerial que viven los diáconos en sus diócesis, como el trabajo en la formación y acompañamiento a las familias. Los diáconos de la arquidiócesis bogotana compartieron la experiencia de los Centros de orientación familiar COF, que ya están operando en muchas parroquias y que acompañan a las familias en diversas problemáticas como psicológicas, de violencia intrafamiliar, económicas, afectivas o de salud, ya que se han conformado equipos interdisciplinarios.

Otro interesante testimonio vino de la diócesis de Engativá sobre el cuidado a los enfermos y una pastoral especializada para el caso.

La pastoral penitenciaria presentó el trabajo que se realiza con los privados de la libertad en los diferentes centros de reclusión del país. Este acompañamiento trasciende lo espiritual pues se brinda una asistencia a las familias y en especial a los hijos de los reclusos. En el caso de Bogotá existe un hogar que acoge temporalmente a los familiares que vienen a visitar a los internos y a éstos cuando salen de cumplir su pena.

En los trabajos grupales se desarrollaron varios temas sobre el trabajo y el compromiso diaconal en esta especial coyuntura del país, y se propusieron acuerdos y compromisos sobre importantes aspectos de la vida diaconal.

Cuatro diáconos dejaron su testimonio sobre los aspectos más difíciles y más gratificantes de su ministerio:

El Catolicismo entrevistó a los obispos que acompañaron y disertaron durante el encuentro, también al padre Juan Álvaro Zapata: