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Servir a la vida, evangelizar con alegría y perseverar en la oración: compromisos de los obispos colombianos durante su jubileo

16 de julio de 2025
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El pasado sábado, 12 de julio, en el contexto del Año Santo de la Esperanza, los obispos colombianos celebraron su Jubileo en Chiquinquirá. La Eucaristía fue presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, quien reiteró la urgencia de proteger la vida, promover la reconciliación y revitalizar la evangelización desde la alegría del Evangelio, siguiendo el ejemplo de la Virgen María.

 

Con esta celebración en la ‘Diócesis Mariana de Colombia’ los prelados cerraron un ciclo de reflexión sobre su labor pastoral desde la CXIX Asamblea Plenaria, reiterando su compromiso con la unidad, en sintonía con el mensaje del Papa León XIV.

 


Peregrinación y renovación espiritual

 

Previo a la celebración, los prelados se reunieron en la Capilla de la Renovación para orar el Santo Rosario, posteriormente, recorrieron en procesión las calles del centro de Chiquinquirá hasta la Basílica, donde atravesaron la puerta santa como símbolo de conversión.

 

La Misa, que congregó a cientos de fieles, tuvo como concelebrantes principales a los miembros de la comunidad de presidencia de la Conferencia Episcopal de Colombia: monseñor Francisco Múnera Correa (presidente), monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos (vicepresidente) y monseñor Germán Medina Acosta (secretario general). También, a monseñor Luis Felipe Sánchez Aponte, administrador apostólico de Chiquinquirá y por monseñor Ramón Alberto Rolón Güepsa, obispo electo de Chiquinquirá, y a monseñor José Leonardo Gómez Serna, O.P, obispo emérito de Magangué.

 


Tres claves para la Iglesia y para Colombia

 

“Hemos peregrinado hasta esta casa de la Virgen María Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, para expresarle nuestro amor de hijos, para traer hasta su corazón las angustias y tristezas, los gozos y las esperanzas de todas las familias colombianas. Estamos convencidos de que Ella nos acoge con ternura y nos renueva en la felicidad que solo Dios nos puede dar”, así inició su homilóa el cardenal Rueda Aparicio.


En su mensaje, el Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia no solo trazó un diagnóstico de las realidades que duelen a Colombia, sino que propuso tres caminos concretos para responder, desde la fe, a los desafíos del país y de la Iglesia. Con un tono pastoral y esperanzador, el purpurado invitó a mirar a María como modelo de entrega y fortaleza:

 

1. María, servidora de la vida: Una respuesta ante la cultura de muerte

 

El cardenal Rueda hizo un llamado urgente a proteger la vida, especialmente en un contexto donde "las cunas vacías" —como lo advirtió el Papa Francisco— reflejan una crisis de esperanza. Pidió al Señor que, por mediación de la Virgen Madre de Dios, "le conceda a las familias jóvenes la alegría de la misión procreadora". Además, recordó que "toda madre en Colombia es una misionera de la vida, pero su felicidad, como la de nuestro pueblo, pasa por dolores de parto", señaló, recordando que el don de la vida debe ser custodiado con responsabilidad. 

 

Frente a las violencias que azotan al país —homicidios, feminicidios, suicidios y conflictos armados—, el cardenal fue contundente: "Toda guerra es un fracaso, es un atentado contra la vida. Es una economía de muerte". Por eso, pidió a los más de 6.000 sacerdotes de Colombia y a las comunidades ser "puentes de reconciliación", siguiendo el ejemplo del Papa León XIV, para sanar las heridas sociales.

 

2. Evangelización con alegría: La fuerza de lo pequeño

 

En medio de un clima de desencanto y sinsentido, el purpurado insistió en que la Iglesia debe salir al encuentro de los más heridos con un mensaje de esperanza. "La felicidad del evangelizador no está en grandes estrategias, sino en la sencillez de los panes y los peces, en servir como María, que cantó las misericordias del Señor", afirmó.

 

Destacó que la verdadera evangelización nace del encuentro personal con Cristo, especialmente a través de la Palabra de Dios y los sacramentos. "La Eucaristía, ya sea en esta Basílica o en una capilla humilde, es el corazón de nuestra fe", recordó, subrayando la importancia de llevar el Evangelio a los territorios más golpeados por el abandono y la violencia.

 

3. El Rosario, semilla de paz para Colombia

 

En un país marcado por el conflicto, el cardenal presentó el Santo Rosario como un arma espiritual para transformar realidades. "Con María, contemplamos a Cristo en cada misterio, y esa oración sencilla puede convertirse en una sonrisa, un gesto de amistad o un servicio gratuito que siembre esperanza", dijo. Además, invitó a las familias, religiosas y agentes pastorales a hacer del Rosario una práctica constante.

 

El purpurado también resaltó el protagonismo de los sacramentos —especialmente la Eucaristía y la Reconciliación— como pilares para "transformar los signos de muerte en signos de esperanza".

 

Un mensaje que interpela

 

Estas tres claves —defensa de la vida, evangelización con alegría y oración perseverante— no son solo un discurso, sino un plan de acción para la Iglesia en Colombia. En un momento donde el país clama por soluciones, los obispos, desde Chiquinquirá, reafirmaron su compromiso de ser "profetas, testigos y servidores de la esperanza", llevando el consuelo

Fuente:
Conferencia Episcopal de Colombia
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