"El obispo no puede vivir su ministerio en soledad, sino en, con y para la comunidad": cardenal Rueda Aparicio

El cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, lideró la reflexión teológico-pastoral central, destacando que "el obispo no puede vivir su ministerio en soledad, sino en, con y para la comunidad". En esta línea precisó que no pueden ser de mayorías ni de minorías, sino “misioneros y servidores de la armonía en la Iglesia”.

Inspirados en la santísima virgen María, reina y patrona de la nación
La jornada coincidió con los 106 años de la coronación de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, patrona de Colombia. Durante la Eucaristía de apertura, monseñor Francisco Javier Múnera Correa, presidente del episcopado, recordó el mensaje con el que el papa Francisco acompañó el rezo del Ángelus en septiembre de 2017 en Cartagena, en él, vinculó la devoción mariana con la defensa de los excluidos:
"La Virgen, representada en una tela desgastada y luego restaurada, es paradigma de quienes trabajan por recuperar la dignidad de los hermanos caídos... como los migrantes, víctimas de violencia o los pobres, que son imagen viva de Dios", afirmó.
Inspirado en san Pedro Claver, el también arzobispo de Cartagena subrayó el llamado a sus hermanos, para ser servidores de la paz, la justicia y la reconciliación.

Claves para un episcopado sinodal
Retomando los numerales 70 y 71 del Documento Final del Sínodo sobre la Sinodalidad, el cardenal Luis José planteó ejes concretos para vivir el ministerio episcopal en Colombia:
1. El ministerio se vive en comunidad, no en soledad
"No estamos para vivir un ministerio en soledad. Somos servidores, trabajadores de la viña del Señor, pero en comunidad", afirmó, retomando Lumen Gentium. Destacó la visita pastoral como herramienta esencial para "escuchar al Pueblo de Dios".
2. La fraternidad como esencia de la misión
El Primado de Colombia subrayó la necesidad de:
Fortalecer las provincias eclesiásticas, promoviendo encuentros entre obispos y valorando el aporte de los obispos eméritos: "Son hermanos en una condición diferente de servicio".
Considerar la posibilidad de aumentar el número de obispos auxiliares y reconocer en ellos una oportunidad para garantizar transversalidad misionera en las Iglesias particulares.
Priorizar el acompañamiento a la vida consagrada femenina y masculina.
3. Humanizar el ministerio
"Ayudemos a los fieles a no cultivar expectativas irreales sobre nosotros. Reconocer que también somos frágiles, que tenemos muchas cosas por mejorar y reconstruir en nuestras vidas. Si no nos mostramos perfectos, la expectativa en el pueblo de Dios cambia". Destacó también la importancia de que los obispos tengan director espiritual y confesor.
4. Armonía, no mayorías
“No hay que ver las mayorías ni las minorías, sino la armonía. Los obispos somos los misioneros y servidores de la armonía en la Iglesia, con la fuerza del Espíritu”, explicó, promoviendo la conversión relacional desde el modelo de Jesús, particularmente en contextos de fragmentación, como el colombiano.
Implementación sinodal: el obispo como "puerta de entrada de la sinodalidad"
El purpurado presentó también las nuevas pistas para la fase de implementación del Sínodo que se llevará a cabo entre este año y el 2028, orientaciones propuestas por la Secretaría General del Sínodo, organismo al que actualmente pertenece. Explicó que el texto cuenta con el aval del papa León XIV en lógica de continuidad y enfatizó que el obispo debe ser el "principal responsable" de dicha implementación, destacando la necesidad de:
- Crear equipos sinodales diocesanos con laicos, sacerdotes, religiosos y seminaristas.
- Conservar la conversación en el Espíritu como metodología en la Iglesia colombiana.
- Mantener una mirada compasiva hacia los sufrimientos del mundo.

Desafíos a la luz de “Apostolorum Successores” y desde la perspectiva regional
Tras esta ponencia, los obispos trasladaron su reflexión a espacios de trabajo grupal, divididos en siete grupos regionales, cada región compuesta por dos provincias eclesiásticas. Allí fueron orientados por el Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos “Apostolorum Successores”, publicado por la Congregación para los Obispos en el año 2004.
Este texto guía presenta una visión integral del Obispo como Sucesor de los Apóstoles, maestro de la fe, santificador y guía de la Iglesia local; destaca la importancia de la colegialidad episcopal y la comunión con el Papa; orienta sobre la organización de la diócesis, la relación con los presbíteros, los religiosos y los laicos; subraya la formación continua del Obispo y su responsabilidad de formar a sus colaboradores; e invita a una gestión pastoral prudente y transparente, promoviendo la corresponsabilidad y la caridad pastoral.
Entre las conclusiones sobre su identidad y misión para ser profetas, testigos y servidores de la esperanza en Colombia los prelados identificaron prioridades como:
"El obispo debe ser un hombre de fe que transmita la alegría del Evangelio y construya comunidad": monseñor Ricardo Tobón, arzobispo de Medellín.
"Nuestro estilo debe reflejar a Cristo: cercano a los pobres y sufrientes, como Él lo fue": monseñor José Miguel Gómez, arzobispo de Manizales.
"Los sacerdotes son nuestros primeros destinatarios; muchos pierden esperanza frente a dificultades. También acompañaremos a familias y jóvenes": monseñor Luis Fernando Rodríguez, arzobispo de Cali.
Fuente Disminuir
Fuente