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Arzobispo de Chile propone claves para un ministerio cercano, durante encuentro del episcopado colombiano

9 de julio de 2025
Segundo día de Asamblea del Episcopado - 8 de julio 2025.
Imagen:
Comunicaciones CEC.
Avanza 119.ª Asamblea Plenaria en Bogotá.

La segunda jornada de la CXIX Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano inició con una Eucaristía presidida por monseñor Luis Fernando Ramos Pérez, arzobispo de Puerto Montt (Chile) e invitado especial a este encuentro. En su homilía, el prelado invitó a los obispos a "interpretar correctamente la realidad" y a ser "pastores que acompañen a un pueblo abatido".

La celebración, basada en el Evangelio de Mateo 9, 32-38, marcó el inicio formal de las reflexiones que se estarán adelantando en esta asamblea bajo el tema central: "El Obispo: Profeta, testigo y servidor de la esperanza".

 

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Interpretar y acompañar ante:

  • Riesgos de interpretaciones erróneas

Monseñor Ramos advirtió sobre el riesgo de "equivocarse fuertemente" al leer la realidad: "Los fariseos hicieron una interpretación ideologizada (del milagro de Jesús), que produjo confusión. Nosotros, como pastores, debemos tener una mirada que nos ayude a interpretar correctamente lo que vivimos, porque eso impacta a las comunidades".

  • El grito de un pueblo "extenuado y abatido"

El arzobispo chileno, con experiencia en comunidades de la Patagonia, compartió su vivencia pastoral: "He escuchado historias que me conmueven: personas abatidas por crisis familiares, laborales o económicas. Para ellas, la Misa y la reconciliación son un ‘respiro profundo’ al encontrarse con el Señor".

Subrayó que esta realidad exige pastores cercanos: "Jesús vio a la multitud extenuada y dijo: ‘Necesitan pastores’. Nuestro ministerio adquiere allí su relevancia maravillosa".

Un llamado especial: Oración por los pastores

Siguiendo las lecturas del día, monseñor Luis Fernando Ramos recordó la importancia de rezar para que haya más pastores que acompañen a la gente herida por lo que le ha tocado vivir.

“El Señor invita a que recemos, para que tengamos más pastores en nuestras comunidades, porque la gente se encuentra abatida y extenuada. Queridos hermanos y hermanas, que el Señor nos acompañe entonces en este caminar y ponemos sobre el altar lo que nuestra vida, nuestro ministerio y nuestro servicio para el bien del pueblo de Dios”, concluyó el arzobispo.

 

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Testimonios episcopales: entre desafíos y aprendizajes

En medio de múltiples desafíos eclesiales y en un contexto marcado por la polarización, la violencia y las crisis sociales, los obispos colombianos analizaron cómo fortalecer su misión pastoral para responder a las urgencias del país.

¿Cómo ser más cercanos y proféticos? ¿Cuáles podrían ser las claves para convertirse en pastores de esperanza, en medio de tantos desafíos que viven hoy sus comunidades?, fueron algunos de los interrogantes que suscitaron su discernimiento.

 Durante el panel desarrollado en el segundo día de Asamblea, los prelados compartieron experiencias claves de su ministerio, destacando la oración, el conocimiento de las culturas locales y el autocuidado como pilares para mantener la esperanza. 

En el panel participaron el arzobispo chileno invitado a este encuentro y, por Colombia: monseñor José de Jesús Quintero Díaz, vicario apostólico de Leticia; monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura y monseñor Carlos Germán Mesa Ruiz, obispo emérito de Socorro y San Gil.

Monseñor William Prieto Daza, obispo de San Vicente del Caguán, y moderador de este momento, destacó la riqueza del espacio desde la posibilidad de conocer el testimonio de “cuatro hermanos obispos de diferentes edades, diferentes años de ordenación sacerdotal y ver cómo en medio de las luces y de las cruces que se llevan en el ministerio”, se puede contemplar la gracia de Dios, su fidelidad y cómo Él hace surgir la esperanza en medio de tantas realidades difíciles y diversas de nuestro país. Además, refirió lo significativo que es para él, como obispo joven, nombrado hace apenas nueve meses en un territorio de misión.

Por su parte, monseñor Carlos Germán destacó los contrastes de su ministerio de más de 20 años:

En Arauca: "Me decían que era un 'laboratorio de guerra'. Intentamos convertirlo en laboratorio de paz. No fue fácil en este contexto tan tremendo que vive Colombia". 

En Santander: "Una diócesis con raíces comuneras, donde hay que entender las culturas locales. Los santandereanos son muy religiosos, pero con esa característica de cambio que los identifica".

Sobre su actual condición de obispo emérito, explicó: El obispo emérito no deja de ejercer sus tres oficios recibidos en la ordenación, pero de otra manera". Enfatizó que "la unidad en la diversidad es esencial. Creemos en una Iglesia una, santa, católica y apostólica, pero con diversidad de dones y carismas". 

Pautas para un ministerio profético en Colombia, fundamentado en la esperanza

Durante los diferentes espacios, los prelados coincidieron en que su servicio debe priorizar aspectos como:

1. La unidad, siguiendo el llamado del papa León XIV a ser "principio visible de unidad" en una sociedad fragmentada. 

2. El acompañamiento concreto, especialmente en zonas afectadas por violencia y pobreza. 

3. El diálogo, tanto al interior de la Iglesia, como en los espacios sociales y políticos. 

Fuente:
CEC.
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