Iglesias particulares del Tolima y del Huila reafirman su compromiso con la prevención, detección y atención de abusos
Esta vez, cerca de 250 personas participaron en las jornadas de formación sobre prevención, detección y atención de abusos y violencias, orientadas por el Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), en el marco de la iniciativa ‘Iglesias Seguras y Protectoras’. Entre el 8 y el 10 de mayo, sacerdotes, religiosas, seminaristas y laicos provenientes de diferentes territorios que conforman la Arquidiócesis de Ibagué y las diócesis de El Espinal, Líbano-Honda, Neiva y Garzón, acudieron a este importante llamado, liderado por sus propios obispos.
La Casa de Retiros Casa Blanca de la ciudad de Ibagué (Tolima) fue la sede elegida para el desarrollo de estos espacios pedagógicos, que se hacen posible gracias al auspicio de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos y a la articulación entre la Conferencia Episcopal de Colombia y las jurisdicciones eclesiásticas del país.
Diversas conferencias, talleres prácticos y espacios de trabajo grupal, hicieron parte de la metodología que orientó las jornadas. “Hicimos análisis de factores de riesgo, promoción de factores de protección, el reconocimiento de la problemática de la violencia sexual y el cómo poder abordar ese tipo de situaciones, no solamente en el ámbito civil, sino también en el ámbito canónico. Fue un ejercicio que también nos permitió reconocer la realidad de la población de cada uno de esos territorios y pensarnos un poco hacia dónde debemos caminar en materia de prevención y de promoción de una cultura del cuidado”, así lo explica la doctora Diana Marcela Suárez, miembro del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado de la CEC y coordinadora de la Oficina del Buen Trato de la Arquidiócesis de Bogotá.
Por su parte, Myriam Maryory Saavedra Vanegas, coordinadora psicosocial de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Ibagué, quien participó en todas las jornadas, se refiere a lo que para ella es más significativo:
“Más allá de las herramientas y de los elementos que nos han brindado para fortalecer estos procesos que llevamos. Si bien es cierto es una queja, es un sufrimiento que viene dándose en la Iglesia desde hace muchos años y para nosotros como laicos es una medida de mucha esperanza, que nos puedan incluir en esos procesos para garantizar la protección de esas personas que pueden ser vulneradas de sus derechos. Siendo los ambientes de Iglesia esos espacios para poder protegerlos, resguardarlos, para poder evangelizarlos en muchos momentos, consolarlos”.
Frente a la aplicación específica de estas orientaciones en diversos ambientes eclesiales, la hermana Doris Pulgarín, de la Congregación de las Hijas de las Misericordias, quien apoya a la Diócesis de Líbano-Honda y está vinculada a un colegio, afirma que en el ámbito educativo se tiene que prestar aún más atención a estos a este tema; “tenemos que saber diligenciar y operar bien las rutas para evitar también muchas complicaciones a nivel pastoral educativa…Hacernos conciencia a todos y generar esa inquietud de seguirnos formando permanentemente sobre la cultura del cuidado, que se haga para nosotros cultura”.
La delegación de la Diócesis de Neiva en el evento estuvo conformada por cerca de 70 personas, entre ellas, los 36 seminaristas del Seminario Mayor San Sebastián. Monseñor Marco Antonio Merchán, obispo de la Diócesis de Neiva, comparte la importancia de esta participación:
“Queda lo que podemos hacer de ahora en adelante, esa formación de los futuros sacerdotes. Tenemos que apostarle con responsabilidad, con todos los elementos que podamos brindarles para que verdaderamente puedan ser testigos de Jesucristo, con todo lo que esto implica, de vida recta, de santidad, de responsabilidad, de predicación, de testimonio, de coherencia. Por eso me interesaba mucho que vinieran los seminaristas, porque tenemos que apostarle a quienes están formando, para que sean en el día de mañana los mejores sacerdotes, que continúen esa labor que el Señor Jesucristo ha depositado sobre cada uno de nosotros pecadores como somos, frágiles, con tantas incoherencias, sí, pero que en este aspecto, podamos ser el mejor testimonio para el mundo de hoy”.
En esta oportunidad, las jornadas contemplaron varios momentos dedicados a la espiritualidad, oraciones y reflexiones también orientados desde la cultura del cuidado. Los obispos de la provincia eclesiástica presidieron las Eucaristías celebradas. La doctora Ilva Myriam Hoyos, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado, relata el sentido:
“Tenemos que centrar también nuestro encuentro en la oración porque el magisterio pontificio ha insistido muchísimo en que este tema de las violencias, de los abusos en los entornos eclesiales, ante todo, plantea un problema de conversión. Y la conversión nos tiene que llevar a reconocernos como hijos de Dios y asumir las responsabilidades que nos corresponden. Entonces, una centralidad de la Eucaristía, en la reflexión y en la oración, pidiendo por las víctimas, pero también solicitando la misericordia de Dios respecto de los agresores. Creo que estos espacios de oración indudablemente nos plantean que, como Iglesia, tenemos que buscar una respuesta armónica. No somos una simple ONG. El trabajo de la Iglesia no se reduce a presentar protocolos manuales, procesos de formación y capacitación, sino partir de la conversión y necesariamente esto implica la oración”.
Además de las jornadas formativas generales, hubo espacio para que los miembros del Consejo, pudieran dar respuesta a algunas inquietudes manifestadas por los miembros de los equipos diocesanos encargados de este trabajo frente a temas relacionados con sus funciones y procedimientos. Esto permitió que se generaran varios planes de trabajo y compromisos de coordinación para construir un sistema cada vez más sólido, con desarrollo y proyección regional por la cultura del cuidado.
“Hemos organizado para que en la Provincia Eclesiástica de Ibagué, por diócesis, cada uno se encargue de diferentes trabajos. Hay que hacer protocolos para los seminarios, por ejemplo, entonces, hay un equipo de trabajo en ello. Hay que hacer protocolos para las parroquias. También hay que ir mirando que esté todo muy en sintonía y nos podemos ir ayudando para que no se repita en cada diócesis trabajos que pueden hacerse en conjunto”, señala monseñor Miguel Fernando González Mariño, obispo de El Espinal y administrador apostólico de la Diócesis de Garzón.
Más allá de las tareas puntuales, hay desafíos esenciales que deben transversalizar este trabajo, así lo comenta el arzobispo de Ibagué, monseñor Orlando Roa Barbosa, haciendo también referencia puntual a la charla brindada por monseñor Pedro Mercado Cepeda, presidente del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de Bogotá, quien este año también se sumó al equipo de facilitadores de la iniciativa:
“¿Qué tareas y qué desafíos de manera general quedaron para el trabajo como provincia en el sentido de la cultura del cuidado? Todos me gustan, pero me encantó el de acompañar. Lo expresó el padre Pedro Mercado y me parece muy importante el tema de acompañar a víctimas y de acompañar al victimario de alguna manera, sí así podemos referirnos, con esa expresión un poco dura y fuerte, pero real. Que el obispo, el clero en general, el equipo de profesionales, pueda hacer un acompañamiento serio, un acompañamiento que sirva para que las personas puedan superar traumas que han dejado algunos hechos de abuso”.
Las siguientes jornadas de formación se llevarán a cabo del 22 al 24 de mayo en la Provincia Eclesiástica de Santa Fe de Antioquia.
Vea a continuación el resumen audiovisual de las jornadas:
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