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La ermita del Palomar del Príncipe

29 de julio de 2019
La ermita del Palomar del Príncipe

La Plaza del Chorro de Quevedo es un lugar tradicional en la ciudad, como que fue el sitio fundacional de Bogotá, el 6 de agosto de 1538. Era la residencia temporal del…

El Chorro, como se conoce popularmente es una mezcla de estilos muy propios de Bogotá. La fuente se alza en la mitad del este espacio urbano que está rodeado por bocacalles estrechas de paredes bellamente decoradas por artistas callejeros. Hostales de todo tipo que albergan a curiosos extranjeros, cafés, músicos, malabaristas, un espacio nuevo con biblioteca y salones de conferencias y tienditas en donde venden la vilipendiada chicha. También está la réplica de la primera ermita construida para la celebración de misa fundacional de la ciudad, en 1538.

La ermita del Palomar del Príncipe apenas acoge a unas cincuenta personas que se reúnen los domingos a las 8:30 de la mañana. Mañanas bogotanas casi siempre frías y plomizas. Pero los habitantes de las casonas coloniales vecinas al chorro querían devolverle la vida católica a esta capillita, y el padre Eugenio Fernández, párroco de Santa Bárbara logró que la administración de la Ciudad le entregara ese espacio para congregar a la comunidad.

El padre Eugenio es un joven sacerdote que llegó de España a formarse en el Seminario Misionero Redemptoris Mater, del Camino Neocatecumenal. En su parroquia ya tiene varias comunidades y ahora está construyendo esta del Palomar de San Miguel del Príncipe.

Veamos al padre Fernández, quien nos cuenta cómo logró la cesión de este espacio para la vida espiritual y cultual de los habitantes del centro histórico de Bogotá:

   

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