Evangelizar con el corazón

Un encuentro fraterno y de formación dirigido a animadores de la evangelización vinculados a la coordinación arquidiocesana de vida laical; a las vicarias territoriales; y a las Diaconías para la Espiritualidad Sinodal, para el Desarrollo Humano Integral, Formación Discipular Misionera y para la Esperanza. También, participaron comunidades religiosas, diáconos, vicarios y sacerdotes.
La mañana de reflexión transcurrió en torno al tema: ‘Evangelizar el corazón, desde el corazón, con el corazón’. La conferencia estuvo a cargo de monseñor Alejandro Díaz, obispo auxiliar de Bogotá, quien inició su exhortación desde la pregunta ¿Qué es el corazón?
Dando respuesta, precisó: El corazón puede ser el lugar de pensamientos profundos, el de la sinceridad, el lugar de las búsquedas, de las decisiones, el centro íntimo de la persona y el principio unificador de la realidad, entre otras definiciones.
Así mismo, invitó a los participantes a analizar y descubrir las diferentes maneras que el corazón puede adoptar y, desde esa realidad, ser destinatarios de la evangelización. Destacó la importancia de tener presente que el corazón, con el paso del tiempo y de los años, se puede transformar en un corazón de piedra y su dureza “puede ser lo más difícil para poder evangelizar”. Un corazón pesado que se basa solo en las cosas materiales, por ejemplo, también es cerrado; o el corazón preocupado, triste, esclavo, insensible, necio, angustiado, malo, incrédulo, codicioso, falso, avejentado, cómodo, avaro, frágil, y muchas formas más que puede adquirir el corazón humano, representan un desafío en la misión.
El corazón, agente de evangelización
El obispo auxiliar también se refirió a lo que se pretende conseguir a través de la evangelización: lograr que el corazón cambie y se transforme en un corazón de carne, noble y generoso; en un corazón puro o limpio; manso y humilde; recogido, firme; creyente; obediente; sincero; universal; abierto; inflamado; joven; alegre; grande; creyente; desprendido; sencillo; dócil y orante. En conclusión, “un corazón enamorado para poder enamorar al mundo”, ratificó monseñor Alejandro en su charla.
De esta manera, lo primero es evangelizar el corazón, empezando por el propio, el de cada uno, insistió. ¡Que la fe parta del corazón, dispuesto y preparado para recibir la gracia de Dios!
El Espíritu Santo da la gracia de tocar los corazones, como lo hizo Jesús. Para poder evangelizar siempre desde el corazón. Porque el corazón le habla al corazón cuando hay transparencia, verdad, y honestidad. Somos una fuente viva del amor de Dios para poder cambiar el corazón de los demás. “Se puede llevar de esta manera, la alegría de la evangelización, la humildad, la misericordia; nos vamos convirtiendo en misioneros, porque todos somos llamados a la misión”, enfatizó monseñor Alejandro.
Y, por último, el Señor nos hace la invitación de poder evangelizar siempre con el corazón; para poder llegar al corazón de los demás. Con el corazón del Evangelio, a través de la Palabra de Dios, del amor de Dios y, por supuesto, a través del propio testimonio de vida, estamos llamados a evangelizar de corazón a corazón.
Vea a continuación testimonios de este encuentro de la vicaría de evangelización de la arquidiócesis de Bogotá:
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