Dios estuvo grande con la arquidiócesis de Bogotá

El trabajo de preparación, guiado siempre por el Espíritu Santo, pasó por muchas arduas semanas de trabajo para la organización de la asamblea: el formato a desarrollar, las conferencias apropiadas, el tema o eje central de estas charlas, la música que acompañaría este encuentro, los testimonios que serían valiosos para mostrar y compartir en esta asamblea, porque todo contaba. 

Desde el detalle de la confirmación del sitio físico que reuniera todos los requisitos para que los participantes se sintieran bien, cómodos, seguros y por supuesto manifestaran alegría de cumplir con esta cita anual de nuestra Iglesia.

Trabajo en equipo, súmate lo que hacemos cuenta

El comité de logística del evento tuvo presente cada detalle para sacar adelante esta asamblea. El trabajo en equipo, la coordinación, el aporte y la ayuda mutua fueron importantes.

La elección del lugar, el sonido, las luces, las imágenes que acompañaron cada intervención durante el desarrollo del programa, los testimonios fueron edificantes, las conferencias ejemplares y colmadas de mensajes para animar a la asamblea y los compañeros de camino como evangelizadores y transmisores de una Iglesia y de una fe viva.

Un ramillete de presentadores profesionales y comprometidos, ministerios de música nacionales como el compositor e interprete Héctor Tobo, o el grupo Jericó, e internacionales, en este caso la agrupación Alfareros que cerró el evento, ganadores hace unos días del premio Gramy Latino.

Cabe resaltar el trabajo de todos los voluntarios provenientes de las diferentes parroquias de la arquidiócesis de Bogotá, todos aquellos servidores que se unieron a esta asamblea y que mostraron en sus acciones una Iglesia en salida, participativa, incluyente y por supuesto dispuesta a misionar.

Veamos a continuación como se vivió esta asamblea Arquidiocesana 2018: