Daniel Arturo Delgado Guana, el maestro

Monseñor Delgado nació entre cañaduzales, en Nocaima. Allí, en el hogar conformado por don Floriberto y doña Gilda, nació su vocación de servicio. Fueron trece hermanos,…
De niño tuvo una experiencia maravillosa al ver a su padre enseñar, con la invaluable ayuda de las escuelas radiofónicas, a la comunidad campesina cómo mejorar su vida, no sólo aprender las primeras letras, sino aprender a vivir mejor y dignamente.
Luego, se hizo bachiller normalista. En su ejercicio profesional encontró una vía para enseñar, también, el Evangelio y la catequesis. Entonces pensó en cuál sería su verdadera vocación. Fue presentado por su párroco al obispo y luego de esperar infructuosamente por dos años y un tanto desanimado, pero no vencido, le contó a su hermana religiosa de sus intenciones y problemas. Y como de la mano de Dios, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en el Seminario Mayor.
Fueron años de duro trabajo y grandes expectativas. El 25 de noviembre de 1989, el cardenal Mario Revollo Bravo lo ordenó presbítero para esta Arquidiócesis.
Desde entonces ha sido vicario parroquial, párroco, canciller, rector de colegio, miembro del Colegio de Consultores y del Consejo Presbiteral y, Vicario Episcopal.
En cada una de sus actividades siempre ha estado presente su primera vocación: ser maestro. Pero todo maestro es un buen estudiante, sin preparación no se puede enseñar, por eso, monseñor Delgado, además de los estudios de Teología y Filosofía, hechos en el Seminario Mayor, se licenció en Teología, en la Universidad Javeriana; en la Universidad Gregoriana, en Roma, se licenció en Teología con énfasis en espiritualidad sacerdotal; en Barcelona hizo estudios para el Doctorado en Teología.
Ahora, enseña a un importante grupo de fieles, a través de la “Cátedra del Vicario”; a los diáconos permanentes y, con la revista Faro hace un importante balance y antología del trabajo anual del Observatorio.
Aquí, la entrevista con monseñor Daniel Delgado Guana:
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