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“Con amor eterno hemos sido amados y ungidos": cardenal Luis José Rueda Aparicio

14 de abril de 2025
“Con amor eterno hemos sido amados y ungidos: cardenal Luis José Rueda.
Imagen:
OAC.

En el marco del Jubileo de la Esperanza, convocado por el papa Francisco, el presbiterio de la Arquidiócesis de Bogotá se congregó este Lunes Santo en la Basílica Metropolitana – Catedral Primada de Colombia, para celebrar la Misa Crismal, una de las ceremonias más significativas del calendario litúrgico.

 

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La celebración fue presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, quien, junto a su presbiterio, renovó sus promesas sacerdotales, reafirmándose la entrega de cada uno de estos pastores al servicio del Pueblo de Dios. Durante la eucaristía, también, fueron bendecidos los Santos Óleos, que serán utilizados durante todo el año en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación, la Unción de los enfermos y el Orden Sacerdotal.

 

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"Por amor somos sacerdotes"

En su homilía, el cardenal Rueda exhortó a los sacerdotes a volver al “amor primero”, recordando que “por amor somos sacerdotes”, ungidos no por mérito propio, sino por la misericordia de Cristo. 

“Hemos sido elegidos para evangelizar, para anunciar con nuestra vida y con nuestras palabras, la buena noticia de la salvación; para caminar con el Pueblo de Dios y profesar nuestra fe en medio de la noche oscura. Y, con el torrente de la esperanza, calmar la sed de los caminantes”, insistió.

 

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Unidos en oración por el presbiterio arquidiocesano y por las vocaciones.

 

Seguidamente, invitó a todos los ministros a renovar su vocación con entusiasmo y alegría misionera, incluso en medio de la fatiga y las dificultades que trae consigo la misión.

Retomando la figura de Moisés y su diálogo con Dios en el desierto, el arzobispo habló sobre el cansancio espiritual que pueden experimentar los pastores: “El que ama también se cansa”, expresó, reconociendo la fragilidad humana, pero destacando la fuerza que viene de la oración, la comunidad y la amistad con Dios.

Asimismo, animó a mirar a Jesús, el Buen Pastor, como fuente de inspiración y renovación. 

“Tenemos los ojos clavados en Jesús”, dijo, asegurando que la gracia sacerdotal se revitaliza al contemplar al Señor y dejarse transformar por su amor.

El cardenal, también, dirigió un mensaje a los fieles, exhortándolos a orar por sus pastores y a renovar su propio compromiso bautismal. 

Hizo un llamado a todos los presentes a vivir con esperanza el Triduo Pascual, que se aproxima y a convertirse en “misioneros enamorados de Jesucristo y de su pueblo”.

Finalmente, el arzobispo de Bogotá invitó a los sacerdotes a ser instrumentos de misericordia y consuelo, y a anunciar con valentía que “el amor es más fuerte que la muerte”. 

Con voz firme concluyó

Vayamos con nuestra misión sacerdotal a enamorar el mundo herido y abatido. Junto con los laicos, anunciemos que el amor de Jesús consiste en dar la vida”.

 

Procesión y bendición de los Óleos

Finalizada la renovación de los compromisos sacerdotales, el arzobispo, delante del altar, recibió de los ministros las ánforas con los aceites que se bendecirían y los dones de pan y vino. 

 

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  • El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua el apóstol Santiago, remedia las dolencias del alma y del cuerpo, para que los enfermos puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados.

  • El óleo de los catecúmenos, para la preparación ritual hacia el Bautismo. Con este óleo se extiende el efecto de los exorcismos, pues los elegidos reciben la fuerza para que puedan renunciar al diablo y al pecado, antes de que se acerquen y renazcan de la fuente de la vida.

  • El santo crisma se significa que los cristianos, injertados por el bautismo en el misterio pascual de Cristo, participan con la unción de su sacerdocio real y profético, y reciben, por la confirmación, la unción del Espíritu Santo que se les da en plenitud. Con el santo crisma se consagra en los ritos del Bautismo, la Confirmación, la Ordenación y se dedican nuevos altares e iglesias.

     

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“Momento de inmensa alegría y comunión misionera”

La Misa Crismal de este año no solo reafirmó los compromisos sacerdotales, sino que también fortaleció el espíritu de esperanza y comunión, que impulsa el camino sinodal de la Iglesia en Colombia. 

Permitió, además, ganar la indulgencia plenaria a quienes, cumpliendo las disposiciones de la Penitenciaria Apostólica para acceder a esta gracia en el marco del Año Santo, participaron en esta celebración eucarística. 

También, fue momento de gratitud ante los sacerdotes y obispos eméritos, que han consagrado su vida y servicio a Dios y a su Iglesia, con profundo amor y generosidad. 

Acompañaron la Misa Crismal el consejo episcopal; los obispos auxiliares: monseñor Alejandro Díaz y monseñor Edwin Vanegas; el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo emérito de Bogotá; monseñor Fabio Suescún Mutis, obispo emérito castrense de Colombia; monseñor Octavio Ruiz Arenas, obispo emérito de Villavicencio; otros obispos de Colombia; comunidades religiosas, diáconos, seminaristas y fieles laicos, que peregrinan en esta porción del pueblo de Dios. 

A continuación, reviva la Misa Crisma, en el marco del Jubileo de la Esperanza 2025:

 

🔴 Sagrada Eucaristía Crismal desde la Catedral Primada de Colombia - 14 de abril de 2025
Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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