Editoriales católicas creadores de una cultura basada en la fe
Luego de la reunión en Roma de editores católicos de todo el mundo. El compromiso es crear interrelaciones entre las personas a través de lugares de encuentros físicos y…
Con el compromiso de hacer de las “Jornadas de la Editorial católicas” un acontecimiento a repetir con una fecha fija, concluyó el pasado 28 de junio, un encuentro donde participaron editores católicos de todo el mundo, organizados por el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede en colaboración con la Oficina de Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI). El evento, se cerrará esta mañana con la participación en la Misa celebrada por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, este evento fue una oportunidad para reunir realidades que nunca antes se habían encontrado y abordar temas comunes a las editoriales como la llegada de lo digital.
Las diferentes formas de ser editor
“El primer balance es la belleza de encontrarse en persona, de compartir experiencias, dificultades y el compromiso de construir proyectos juntos”, afirma Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación. “Los proyectos – explica – deben partir de la consideración de nosotros mismos como editores en un sentido moderno y contemporáneo, lo que significa no sólo ser ‘los que publican libros’, sino creadores de cultura fundada en nuestra fe”. Un enfoque que "reúne muchas cosas" y que "significa crear un entorno en el que se pueda encontrar, leer, pero también ver una película, un documental. En definitiva, tratando de vincular las diferentes formas de ser editores".
Usar el lenguaje de nuestro tiempo
Lo digital, por tanto, "es un lenguaje de nuestro tiempo y debemos hablar el lenguaje de nuestro tiempo", señala Ruffini: "utilizamos lo digital, utilizamos todos los medios a nuestra disposición para hablar entre nosotros. Sólo hay una cosa que distingue al hombre del resto de la creación, y es el lenguaje. Lo digital es el lenguaje de nuestro tiempo. Tomémosla por eso y pongámosla al servicio del hombre".
La ambición de ser "significativo"
"Estar en el mundo", entonces, "significa no escapar de esto. Hay quienes piensan que ser editores o lectores católicos significa ser una parte pequeña, más o menos relevante del mundo. Estamos en el mundo, el catolicismo significa ser universal. Nuestra aspiración es ser 'significativos' para todos y por lo tanto ser mejores que otros editores también en la construcción de esta interrelación".
Crear lugares de agregación
Lo importante, por tanto, no es percibirse a sí mismo como una minoría, sino explotar las especificidades de la editorial católica. Tal vez las librerías en general tienen menos sentido que en el pasado, pero las que funcionan son las que crean un lugar de agregación, donde se venden libros, pero también se hacen otras cosas, se realizan encuentros culturales, se escucha música.... también son cafés. "Tienes que ser tan bueno como requiere nuestro tiempo", afirma Ruffini. Así que no nos consideremos una minoría, sino que seamos nosotros mismos los que nos pidamos ser... "gustosos". En un mundo insípido es absurdo que no haya mercado de la sal, si somos deliciosos, encontraremos quién compra nuestros libros y quién ve nuestras películas.
Fuente Disminuir
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