Aventureros de Cristo: la historia de misioneros que dan todo por quienes Dios ama y el mundo olvida

“Aventureros de Cristo” (Baroudeurs du Christ), es el documental que da voz a una nueva generación de sacerdotes franceses que, con una mochila y la Biblia en mano, dan todo por aquellos a quienes Dios ama y el mundo ha olvidado.
Desde las enrevesadas calles de Calcuta, pasando por las aldeas de Camboya, Madagascar o Corea del Sur, sacerdotes de las Misiones Extranjeras de París (MEP) se suceden desde 1658 al servicio de los pueblos de Asia y del Océano Índico, inscribiéndose en una tradición que trasciende épocas y modas.
Desde su fundación hace 360 años, la congregación MEP ha contado con más de 4.000 misioneros, especialmente en Asia. Los primeros partieron hacia este continente siguiendo los pasos de San Francisco de Asís, y actualmente 23 de ellos son santos.
Valentía, entrega y conmovedora humanidad
Esta película revela la vida de sacerdotes que, impulsados por una fe ardiente y una profunda sed de vida y “lejos de los clichés de antaño”, impresionan por su valentía, su entrega “y su conmovedora humanidad”, se detalla en su sinopsis.
Tras el éxito en Francia de “Sacerdoce” —su anterior película que relata la vida de los sacerdotes de hoy—, el director Damien Boyer quiso “ir más lejos” y comprender cómo la buena noticia del Evangelio “puede llegar a otras culturas, cómo se encarna, o a veces resiste, en contextos muy distintos al nuestro”.
En conversación con ACI Prensa, se refirió a Baroudeurs du Christ como una película “sobre el encuentro entre la fe y la alteridad, sobre la belleza y las tensiones de la misión”.
Su objetivo —explica— no era simplemente filmar misioneros, sino “mostrar el rostro universal del don, lo que despierta en cada uno de nosotros, creyentes o no”. Afirma que el documental “actúa como un espejo para cada uno de nosotros: cuestiona nuestras elecciones, nuestra manera de amar, de servir, de dar sentido a la vida”.
No son “superhéroes”
El film narra en concreto la experiencia de cinco sacerdotes en cinco países distintos. Se trata del P. Will Conquer en Camboya, el P. Philippe Blot en Corea del Sur, el P. Yves Moal en Taiwán, el P. Laurent Bissara en India y el P. Gabriel De Lepinau en Madagascar.
De los misioneros, Boyer destaca “su radicalidad alegre y su entrega total” y cómo, a pesar de las dificultades y obstáculos, “se entregan con todo lo que son y llevan a cabo su misión con su propia originalidad”.
Lejos de presentarlos como “superhéroes”, el documental revela la humanidad de estos sacerdotes, reflejando la manera en la que el Espíritu Santo sana sus heridas y les da fuerza en la vulnerabilidad.
En el caso del P. Will, franco-estadounidense con un futuro prometedor y una vida exitosa, decidió emprender un viaje a Calcuta, siguiendo los pasos de la Madre Teresa, que cambiaría su vida para siempre.
A raíz de esta experiencia decidió renunciar a una vida prometedora para convertirse en misionero de los MEP. Enviado a Camboya, en medio de hombres y mujeres aún marcados por el terrible yugo de los Jemeres Rojos, se dedica con entusiasmo a difundir el “buen aroma de Cristo”, donde experimenta aún más la urgencia de darles a Cristo.

“Algo más grande que nosotros nos sostenía”
El rodaje del documental, que comenzó hace cinco años, no estuvo exento de problemas. Según precisa el director, el equipo de producción tuvo que resolver todos impedimentos que les ponían en las aduanas, así como los permisos denegados en el último momento, e incluso la pandemia del covid, que trastocó por completo sus planes.
El director afirma que la película “se hizo in extremis en cada etapa”, pero a pesar de cada dificultad, durante los años de rodaje sintieron que “la oración estaba viva” y tuvieron la convicción de que “algo más grande que nosotros nos sostenía”.
El documental se proyectó este octubre en el Vaticano, en la Filmoteca Vaticana, y verá la luz en Francia en el mes de noviembre. Su siguiente objetivo es la difusión en Asia y en Estados Unidos, “donde el testimonio misionero tiene una resonancia muy fuerte”.
“Nuestro sueño es que Baroudeurs du Christ se convierta en un puente entre culturas, una película que haga dialogar a Oriente y Occidente en torno a una misma pregunta: ¿qué da sentido a una vida entregada?”, concluye.
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