Historias de vida
Ofreció su vida celebrando los sacramentos y predicando la palabra de Dios
El padre José Manuel Tobar Carrizosa nació en Bogotá el 15 de noviembre de 1953 del hogar conformado por Pedro Tobar Salazar y María Luisa Carrizosa. Realizó sus estudios de secundaria en el instituto Luis de Broglie en 1973. Posteriormente, ingresó al Seminario Mayor de Bogotá y fue ordenado presbítero en Bogotá el 8 de diciembre de 1982 por el entonces cardenal Aníbal Muñoz Duque, para el servicio de la Arquidiócesis de Bogotá.
Su amplió servicio pastoral fue:
- Vicario cooperador en la inmaculada concepción del Fómeque en 1983. Vicario Parroquial en San Bernardino de Soacha en 1983.
- Párroco en San Atanasio en 1984
- Párroco en Nuestra Señora del Rosario de Chipaque en 1985.
- Párroco en Nuestra Señora de la Peña en 1993
- Párroco en Santa magdalena Sofía Barat en 1998
- párroco en San Clemente Mártir en 2006
- Párroco en Cosme y Damián en 2009
Actualmente se encontraba como Capellán en el Ancianato Mi Casa, Capellán de la Clínica Universitaria Colombia y adscrito a la parroquia Jesucristo Obrero desde el 2018.
En Nuestra Señora del Rosario de Chipaque se le recuerda mucho cariño, ya que estuvo como su párroco desde el 28 de enero de 1986 al 14 de febrero de 1994 "Como no recordar la Semana Santa y los Diciembres con el padre Tobar, se vivía de una forma espectacular y muy acogedora".
“José Manuel encontró la vocación sacerdotal, como el camino que tenía que recorrer a lo largo de toda su existencia, -Tú eres sacerdote para siempre- ese canto lo escucho él postrado en la Catedral. Y aprendió que por el sacerdocio de Jesucristo, estaba llamado a bendecir, a consagrar, a perdona, a acompañar a los enfermos, a bendecir el amor humano y así José Manuel gastó su vida en el ejercicio del ministerio sacerdotal, ofreció su vida celebrando los sacramentos, predicando la palabra de Dios”, indicó monseñor Rafael Cotrino, vicario de administración de la arquidiócesis de Bogotá.
Así mismo, monseñor Cotrino dio gracias a Dios por la vida del padre Tobar y todas las personas que acompañó a lo largo de su existencia “Damos gracias a Dios por la vida de un hombre bueno, de un sacerdote que dedicó su vida al servicio del pueblo de Dios. Damos gracias por todas esas personas a las que él reconcilió en el sacramento de la confesión, por todas las personas que acompañó ya sea en alegría, o en la tristeza, en el sufrimiento o en el gozo, por todas las personas que recibieron de su mano la eucaristía el pan del camino y el pan de vida eterna”.
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