Historias de vida
En memoria del padre Germán Bernal Londoño, SJ.
Por: P. Santiago Tobón Grajales, SJ - Rector de la Iglesia San Ignacio de Bogotá.
Ayer domingo, 15 de diciembre, nos unimos en oración y gratitud para rendir un homenaje al padre Germán Bernal Londoño, SJ, quien, el 26 de noviembre, regresó a la casa del Padre después de una vida entregada al servicio, la enseñanza y el cuidado pastoral. En este momento de despedida, nos llenamos de esperanza y agradecimiento al contemplar los innumerables frutos que su vida y ministerio han dejado en todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocerle.
El padre Germán fue un faro de luz que iluminó los caminos de fe de innumerables personas.
Como profesor de Teología, dedicó más de 36 años a compartir su vasta experiencia en liturgia, siempre con carisma, rigor académico y un profundo compromiso con la formación de sus estudiantes.
Su vocación lo llevó a combinar el servicio pastoral con la creatividad, siendo un comunicador excepcional del Evangelio a través de diversos medios, incluyendo la televisión.
En los últimos años, su liderazgo como rector de la Iglesia San Ignacio de Bogotá (2018-2023) fue un testimonio de su amor por la comunidad y el patrimonio cultural. Con su sensibilidad artística y talento musical, no solo cuidó y promovió este tesoro histórico, sino que también lo convirtió en un espacio vivo de encuentro, oración y reflexión para todos. Germán supo hacer de la Iglesia San Ignacio un símbolo palpable de la belleza y la trascendencia de la fe.
Su vida de más de 80 años, marcada por más de 50 años de sacerdocio, fue un ejemplo concreto de cómo escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios.
Germán no solo vivió para Dios, sino que encarnó su amor en el servicio a los demás, en su cercanía, ternura y atención a los detalles.
Hoy, en nombre de tantas personas que se vieron interpeladas por su testimonio, decimos con el corazón lleno de gratitud: Gracias, querido Germán. Gracias por tu vida, por tu ejemplo, por mostrarnos cómo ser instrumentos de la voluntad divina en el mundo. Te recordaremos siempre como un hombre de fe, sensibilidad y amor profundo.
El Señor ha recibido a Germán con los brazos abiertos y ahora, desde la casa del Padre, sigue intercediendo por nosotros.
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