Historias de vida
El padre y geofísico que colaboró en la misión del Apolo 11
El padre René Van Hissenhoven Goenaga, S.J., nació en el municipio de Facatativá, Cundinamarca, el 4 de marzo de 1936. Realizó sus votos de Bienio en Santa Rosa de Viterbo, el 19 de marzo de 1953 y fue ordenado sacerdote para la Compañía de Jesús el 12 de junio de 1965 en Weston, Estados Unidos. Además, estudio geofísica en Boston (USA). 1965 – 1967, ingeniería antisísmica en Tokyo (Japón), 1971 y Geofísica en la Universidad de Winsconsin, (USA) 1981 – 1987.
Será recordado como el sacerdote y geofísico que calibró los sismógrafos en la misión del Apolo 11, antes de la llegada del hombre a la Luna en 1969. El padre René se encontraba en ese momento estudiando en Boston, colaboró con la Nasa en el manejo de sismógrafos que se tenían predispuestos para ubicarlos en la superficie de la luna y así establecer si había actividad sísmica.
Para el padre Silvio Arcesio Cajiao Pabón S.J. estudiante del padre René, lo recuerda con mucho cariño y entrega a la enseñanza y estudio:
Fui discípulo del Padre René en segundo de bachillerato en la apostólica, nos enseñaba Ciencias. Todos nosotros, los apostólicos de entonces, recordamos de manera especial cómo René hacia los experimentos de su clase. Nos sorprendía puesto que él iba sacando de los bolsillos de su sobretodo, o balandrán, todos los implementos necesarios: pipetas, mecheros, alicates, productos químicos y montaba en el escritorio del profesor un laboratorio. Su ingenio y su habilidad nos admiraban. Estaba él en la etapa del magisterio en el Mortiño, año 1961 y nosotros estábamos por los 12, 13, o 14 años.
Vivíamos antes del Concilio Vaticano II, por tanto, nuestras costumbres se acomodaban a la época, él llevaba su sotana y en su coronilla usaba la tonsura.
Nos impactaba su sencillez, pero al mismo tiempo su profundidad al proceder de esa manera. Aquellos que continuamos como jesuitas nos lo volvimos a encontrar ya como sacerdote en sus distintas actividades, de manera especial por su inclinación a las Ciencias en el campo de la geología y de los movimientos telúricos y en colaboración con el padre Vladimiro Escobar, director del Instituto Geofísico de los Andes, que había fundado el rector de la Universidad Javeriana el padre Jesús Emilio Ramírez, S.J. y para los aspectos administrativos contaban con el padre Antonio Gómez, S.J. El mismo padre René terminó siendo el director de dicho Instituto que por diversos motivos tuvo que ser trasladado a una población cundinamarquesa. Corrían entonces los años 1969 a 1976.
Una de las recientes Congregaciones Generales de la Compañía de Jesús, que la han orientado como máximo organismo legislativo, en particular en su edición 34 (del 5 de enero al 22 de marzo de 1995, hace 16 años) contiene tres documentos claves que sin duda tuvieron que haber marcado la vida de nuestro querido compañero el padre René. Se trata de los Decretos No. 15. Comunicación: una nueva cultura, No. 16. Dimensión intelectual del apostolado de la Compañía y No. 17 La Compañía y la vida universitaria. Para estos retos de un cambio cultural, y con las categorías más altas, se preparó nuestro querido padre René. Sus Títulos de Geofísica en Estados Unidos de 1965 a 1966, de Ingeniería antisísmica en Tokyo de 1971, y el de Doctor en Geofísica de la Universidad de Wisconsing, demuestran su gran entrega y su capacidad internacional con la que estuvo capacitado. Una muestra de esto está en haber conducido al reconocimiento internacional del Instituto Geofísico de los Andes por 39 pares internacionales de registros sismográficos de alto estándar.
Advertía la Compañía en los decretos citados el evitar los extremos del pietismo, o el intentar subordinar la libertad que deben tener las ciencias en sus metodologías de trabajo, por un lado, y por el otro, no reconocer que todos los trabajos de la ciencia han de estar ordenados a poner en evidencia, desde la fe, la presencia de Dios en la obra creadora y en su naturaleza.
La providencia divina parecería que, en la vida del padre René, no obstante, estos antecedentes de preparación y ejecución en estos campos tan especializados, pero tan importantes en la vida científica e intelectual, sin embargo, condujeron su vida a un trabajo sencillo y silencioso en el “Hogar de la Niña María” desde 1996 a nuestros días.
Esta fundación fue propiciada por señoras beneméritas y apoyadas posteriormente por las Sras. Elvia Vargas de Mendoza y María Helena Henao De Brigard, lograron, posteriormente con los buenos oficios y motivado siempre por la caridad el padre René, quien consiguió apoyos económicos en el país y en el exterior lograron así el progreso de esta fundación.
Siempre con un corazón paternal acompañó a las niñas y directivas de esta fundación según el principio evangélico del Señor: si no se hacen como niños no entrarán en el Reino de los cielos. Así como el de: Quien acoge a un niño, (niña), me acoge a mí.
Confiemos en esta Eucaristía toda la entrega generosa de nuestro hermano, el sacerdote jesuita René, al amor misericordioso de ese Padre del cielo por la intercesión de la Virgen María a quien amaba con especial devoción.
El padre René Van Hissenhoven Goenaga, S.J falleció el pasado 30 de noviembre del presente año
Fuente: Silvio Arcesio Cajiao Pabón S.J
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