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Sínodo, asamblea arquidiocesana y asambleas parroquiales

6 de noviembre de 2024
Imagen:
de referencia: Asamblea parroquial 2023 - VET San José

Poco a poco el ideal del papa Francisco, en el sentido de hacer de la Iglesia una realidad de todos y en la cual se camina juntos, empieza a tomar forma. Ha terminado recientemente la sesión del Sínodo de la Sinodalidad en Roma, y por lo que refleja el documento final, la voluntad de darle a la Iglesia un tono mucho más participativo y en el que realmente el énfasis comunitario sea mucho más evidente en todos los niveles, es clara, y se convierte ahora en directriz.

En la Arquidiócesis de Bogotá, a través de acciones concretas como la Asamblea Arquidiocesana y las Asambleas parroquiales, este espíritu rejuvenecido en la forma de ser Iglesia se ha ido abriendo paso paulatinamente. Y ha sido un ejercicio muy interesante, en primer lugar, para constatar la vitalidad de esta iglesia local y, en segundo lugar, para escuchar cada vez con más atención al pueblo de Dios que peregrina en Bogotá y en los municipios de oriente.

El Sínodo ha constatado, y así fue consignado en el documento final, que sigue habiendo resistencias dentro de la Iglesia a estos planteamientos más de corte comunitario que jerárquico. Sin embargo, acentúa el hecho de que el modo sinodal es tan antiguo como la misma Iglesia. No será un proceso de adaptación inmediato ni fácil, pues quizás en los dos últimos siglos el modelo eclesial ha sido tremendamente jerárquico y clerical, y Colombia y Bogotá no son la excepción, Y. por lo mismo, llevar a un cambio de mentalidad entre el clero para que deje arrimar más a los laicos a la misión de la Iglesia y a un cambio de mentalidad del laicado para no sentirse simples súbditos del clero, será tarea larga, pero posible.

Es importante anotar que estos planteamientos distan mucho de ser enredos de teólogos o de especialistas. En la Iglesia es urgente tomar conciencia de que así es el mundo de hoy, es decir, una sociedad en la cual cada persona quiere tener participación en todo lo que toque a su vida, sea en lo político, lo social, lo económico y también lo religioso. Y en esto se juega la Iglesia su posibilidad de mantener una relación viva y fructífera –es decir evangelizadora- con en el mundo contemporáneo. Para esto no hay mejor vía que modos de trabajo como el sínodo, la asamblea, la comunidad, el grupo, la parroquia, el movimiento. Y dentro de ellos, la primera tarea por incentivar y practicar será la escucha. Nada fácil para una tradición eclesial que prácticamente exige que el clero sea siempre el dueño de la palabra.

Pero lo más importante de todo es no tener miedo a estos nuevos planteamientos, que no varían en nada el credo ni la orientación moral de la Iglesia. En realidad, todo es como un gran ejercicio a través del cual la Iglesia se esfuerza por penetrar más a fondo en la realidad del hombre y la mujer contemporáneos, no para mundanizarse, sino para ser más asertiva en la comunicación del Evangelio, pues hoy se constata que se ha perdido la capacidad de tocar el corazón de la humanidad. 

Como siempre, estas propuestas de la Iglesia universal y de la iglesia local serán efectivas en la medida que se asuman con profunda confianza en Dios. Requieren apertura plena del corazón misionero y humildad, que permita aceptar que quizás es momento de hacer todas las cosas nuevas, o al menos muchas de las que se hacen en la Iglesia.

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
Fuente:
Dirección periódico digital El Catolicismo.
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