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Preservar y habitar la “casa común”: “ecología integral” y misericordia

6 de julio de 2015

El mundo parece perder cada vez más su carácter de casa, por la explotación y degradación a la que lo sometemos; y esta precaria morada parece ser cada vez menos común,…

De “ecología integral” y de “misericordia” ha hablado en los últimos meses el Papa Francisco, con voz crítica, analítica y esperanzadora, que resuena en su carta encíclica Laudato si’ (LS) y en la bula Misericordiae vultus, con la que convoca el jubileo extraordinario de la misericordia.

 

Para que la casa sea conservada como casa, se requiere una “conversión ecológica”, y para que sea común, se necesita ser habitada con misericordia. Y no se trata de dos exigencias separadas, pues el cuidado de la casa común es indisociable del cuidado mutuo entre quienes deseamos que la casa sea común, en la medida en que la habitemos suscitando la justicia y superando las discriminaciones.

 

Una intuición fundamental de Francisco de Asís muestra, en este contexto, toda su importancia: de su referencia primera, que tiene que ver con las relaciones humanas, la fraternidad se extiende a todo lo que existe, para poder llamar “hermana” a la creación entera y a cada uno de sus elementos. Así, la fraternidad es, a la vez, misericordiosa y ecológica.

 

La preservación ecológica y la habitación misericordiosa de la casa común serán posibles o no en función de la manera como se concretice un criterio decisivo: el tipo de mundo que construimos depende del tipo de personas que seamos. Existe, en efecto, un vínculo estrecho e irrompible entre los asuntos ambientales y la cuestiones sociales humanas. Por ello, en la medida en que «no hay dos crisis separadas, una ambiental y la otra social, sino una única y compleja crisis socio-ambiental» (LS 139) es preciso trabajar por una ecología que «incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea» (LS 15).

 

La ostentosa autosuficiencia antropológica moderna, que aboga por la comprensión del ser humano como el fin de sí mismo y de todas las cosas, hace imperar una mentalidad auto-referencial que se expresa en la lógica del dominio, del “usa y tira”, aplicada a todo: a las personas, a las cosas particulares y al mundo en su conjunto. Por ello, un oído atento podrá percibir cómo los clamores y gemidos de la creación saqueada y maltratada están siempre unidos a los de todos los explotados, abandonados y excluidos del mundo.

 

La antropología bíblica y, de modo especial, el Evangelio de Cristo, proponen una imagen fundamentalmente relacional del ser humano, abierto a vínculos esenciales con el Señor, con los otros y con el mundo, en los que se supera toda auto-referencialidad, con su velada y a veces explícita tendencia homicida, depredadora y, por ello, también suicida.

La Palabra anuncia con fuerza que al ser humano le corresponde «“labrar y cuidar” el jardín del mundo (cf. Gn 2,15)» (LS 67), sabiendo que «el fin último de las demás criaturas no somos nosotros. Pero todas avanzan, junto con nosotros y a través de nosotros, hacia el término común, que es Dios» (LS 83).

 

La voz del Francisco aúna un crudo realismo con una osada esperanza. La crudeza se expresa en la dolorosa constatación de que «los seres humanos (son) capaces de degradarse hasta el extremo » (LS 205). La esperanza reside en que «no todo está perdido, porque los seres humanos (…), pueden también superarse, volver a elegir el bien y regenerarse » (LS 205).

 

Una evangelización renovada asume como propia esta tarea de anunciar y de servir a la renovación pascual del ser humano, en sus relaciones esenciales e indisociables. Una evangelización renovada anuncia y encarna la “misericordia” que cuida, dignifica y siembra justicia, en confrontación con toda tendencia dominadora y explotadora.

Una evangelización renovada propone la “ecología integral” que despierta en las personas la capacidad de colaborar en la construcción de la casa común. Ésta debe ser preservada y habitada fraternalmente: el compromiso misericordioso y ecológico muestran y trazan la ruta. 

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