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La situación vocacional

25 de octubre de 2023
Imagen:
OAC

Hoy en día se repite a lo largo y ancho de la Iglesia que escasean las vocaciones a la vida sacerdotal y también a la vida religiosa. Es cierto que los altos números de otras épocas ya no se ven en casi ninguna parte. Pero también es cierto que siguen llegando jóvenes a los seminarios diocesanos y religiosos, aunque los números son muy bajitos. Y a las religiosas el tema también las tiene desveladas.

Las razones de esta escasez vocacional pueden ser muchas. Unas se originan al interior de la Iglesia y otras fuera de ella. Esto tiene pensando seriamente a los obispos y superiores religiosos pues, en buena parte, la óptima marcha de sus apostolados depende, ya en el presente y con más angustia en el futuro, de tener hombres y mujeres ordenados y consagradas que continúen esta labor misionera y de servicio.

Dentro de la Iglesia, a nivel de seminarios, los filtros se han vuelto muy severos atendiendo a la reciente crisis de la vida sacerdotal en el mundo entero. Fuera de la Iglesia, la secularización parece haber borrado del mapa mental de los jóvenes cierto tipo de opciones religiosas, como aquellas a las que nos referimos. Una encrucijada nada fácil de resolver.

Pero la vida de la Iglesia debe continuar. Y como en toda situación de alarma, deben surgir nuevas respuestas a los retos presentes. Es un mal consejero el espíritu de añoranza. Cada época le ha presentado retos nuevos a la Iglesia y ha sabido responder. En el tema vocacional vale la pena fijarse en experiencias vocacionales muy fructíferas como las que se dan, por ejemplo, en el camino neo-catecumenal y aprender de ellas. Y también explorar con detenimiento cuáles son los caminos más adecuados para llegar a los posibles candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa.

La mentalidad de los jóvenes ha cambiado muchísimo y se requiere sabiduría para presentarles propuestas que realmente muevan su mente y su corazón para una vida dedicada al servicio de Dios y de las personas.

Por otra parte, esta disminución del clero actual y futuro, también de las religiosas, debe llevar a decisiones prontas y bien pensadas. Actualmente se requiere una reorganización del trabajo sacerdotal y religioso para que nadie se funda por exceso de cargos, tareas y responsabilidades. Seguramente es hora de pensar en fusionar obras apostólicas, parroquias, instituciones educativas. Se requiere hoy más que nunca un claro sentido de Iglesia y de equipo para sacarle el mayor fruto al trabajo pastoral y espiritual.

Y se requiere una alta dosis de humildad para reconocer que no se puede hacer todo lo que se quisiera, no se puede llegar a todas las personas, no es posible estar en todos los lugares del mundo. Conciencia de los límites que genera esta escasez también es importante.

Pero quizás la determinación más audaz que deba tomarse hoy en día en la Iglesia es la de abrir, sin temor, nuevas posibilidades de dedicación al apostolado en formas diferentes a la vida sacerdotal y religiosa.

De hecho, son innumerables las actividades apostólicas y pastorales que hoy realizan sacerdotes y religiosas que, sin problema alguno, pueden ser llevadas a cabo por laicos y laicas debidamente preparados, como de hecho ya sucede en muchos campos. En este sentido también habría que darle mayor impulso e identidad misional al diaconado permanente.

No hay que dejar que unos números bajitos en el campo vocacional tradicional desanimen el quehacer de la Iglesia. Más bien, todo esto debe tomarse como un llamado del Espíritu a buscar nuevas respuestas, a involucrar más personas en la misión de llevar el Evangelio a todas las gentes y a no dejar que los viejos esquemas aprisionen la Palabra de Dios, y la gracia que de tantas formas Él ofrece a su pueblo.                                                                                                                                                                                                                                                                                         

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
Fuente:
Dirección-El Catolicismo
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