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Evangelizar, catequizar, hacer Iglesia

30 de junio de 2020
Imagen:
Secretaría para la Promoción de la Nueva Evangelización
El cierre de los templos y de las celebraciones litúrgicas ha suscitado un deseo muy grande de los fieles por los bienes espirituales

Ha sido publicado en Roma el nuevo directorio de catequesis de la Iglesia católica. Ya tendremos oportunidad de comentarlo en detalle y escuchar y leer a los especialistas en el tema. Pero desde ya puede la Iglesia sentirse con una nueva herramienta para renovar su actividad misionera de evangelizar a todas las gentes, según mandato del Señor Jesús. Y su aparición en este momento acentúa claramente el mayor de los retos que tiene la Iglesia y que no es otro que el anuncio del Evangelio y la conformación de la comunidad creyente en profundidad. Es hora de que este imperativo esté absolutamente claro para todo el cuerpo evangelizador de manera que todas las energías y recursos se orienten en ese sentido.

Desde hace varias décadas se viene hablando en la Iglesia de la nueva evangelización. Esto se debe a que en muchos lugares del mundo nunca ha sido proclamado el buen mensaje de Jesucristo. Pero también a que, en muchos lugares donde eso ya se hizo, la fe ha decaído, ha perdido vigor y en algunas regiones prácticamente ha desaparecido. La verdad es que, si la tarea no se comienza a hacer de nuevo con toda la pasión y entrega, existe el riesgo de que lo que quiere predicar la Iglesia, no encuentre oyentes ávidos y por tanto la misma comunidad eclesial se diluya poco a poco. Numerosas enseñanzas de la Iglesia hoy no encuentran eco ni arraigo porque no hay una comunidad suficientemente evangelizada que pueda poner por obra lo que se le propone y enseña. Además, la cultura predominante en occidente, está asumiendo una actitud muy fuerte para marginar o ignorar el mensaje del Evangelio, la voz de la Iglesia.

Quienes en la Iglesia tienen como tarea primordial el anuncio del Evangelio están ante un reto formidable. Y el primer paso no es otro que la renovación de su propia misión, el deseo de anunciar y celebrar la fe, actualizándola en la caridad, como ocupación principalísima. El nuevo arzobispo de Bogotá, monseñor Rueda Aparicio, ha invitado a estar juntos para evangelizar. Para que esto sea posible es necesario que los ministros de la Iglesia, las religiosas, los catequistas, todos los que han recibido esta misión tan bella, se desocupen en la medida de lo posible de otras tareas que no son lo primordial. Al mismo tiempo, urge trabajar a fondo la mística evangelizadora para que nadie pierda el gusto y la pasión por ser heraldo del Evangelio. Quizás esté llegando la hora de escribir menos documentos, hacer menos reuniones sobre el Covid 19, dejar de lado tantas preocupaciones administrativas y volver a echar las redes, con ese acento hecho por el mismo Jesús: dejándolo todo (lo que distrae, desgasta, enreda).

Hay muchas razones para pensar que el nuevo directorio de la catequesis ha llegado providencialmente. La cuarentena ha servido para pensar a fondo cómo evangelizar en tiempos de crisis y ha habido respuestas muy abundantes y creativas. El cierre de los templos y de las celebraciones litúrgicas ha suscitado un deseo muy grande de los fieles por los bienes espirituales. Las familias han vuelto a reencontrarse y el deseo de alimento espiritual es evidente. Y también la situación de la sociedad colombiana, caracterizada por un gran declive ético, por unas desigualdades sociales innegables y escandalosas, por una crisis familiar que no parece tener límites conocidos, por la imposición de ideologías que se apartan claramente del mensaje revelado, etc., parece ser una gran oportunidad para proclamar de nuevo con fuerza y convicción la obra de Dios por todos los hombres y mujeres del mundo. Si se asume esto con seriedad, la Iglesia podrá pensar en una nueva primavera de la fe hacia el futuro.

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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